Romina Paula: actriz, dramaturga y directora teatral

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Tiene 36 años y es actriz, dramaturga, directora teatral y novelista; está claro que, en su caso, estos tres universos conviven de manera fluida. Este año se la vio en pantalla en El cielo del centauro y en La princesa de Francia, de Matías Piñeiro, que obtuvo el primer lugar de la competencia argentina del BAFICI 2015. Tiene dos novelas publicadas, ¿Vos me querés a mí? (2005) y Agosto (2009).

  Romina Paula nació en Buenos Aires en 1979 y desde chica se formó como actriz: hoy es considerada una de las revelaciones del teatro argentino.  Además es escritora y dramaturga.
   Egresada de la Carrera de Dramaturgia de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático, (EMAD), se formó también con docentes como Alejandro Catalán, Ricardo Bartís y Pompeyo Audivert.  La primera obra de teatro que dirigió –a sus 24- se llamó  Si te sigo, muero -título derivado del poema Vi una pelota, de Viel Temperley - y ya, en aquella oportunidad empezaron a filtrarse en escena algunos de sus propios textos.  
  Después de esa primera experiencia como directora, empezó a escribir sus propias obras como, Algo de ruido hace (2007), El tiempo todo entero (2009) y Fauna Desde su estreno hasta ahora, estas obras la llevan a recorrer festivales nacionales y extranjeros.

   “El teatro tiene que ver con una práctica vital, tiene que ver con una inquietud respecto de quién es ese que uno representa, no tiene que ver con una certeza. En mi caso no surge desde un lugar teórico o intelectual, sino desde la inquietud y la curiosidad”, expresó ella. “Creo que la práctica del teatro es sanadora”, piensa. “Si uno tuviera una relación de ‘lo que veo es’ sería un poco desesperanzador, supongo. Acá se trata de querer crear algo de cero, que se parezca al mundo tal como uno lo ve, a través de su percepción, y de la voluntad también de dialogar con otro. Eso me hace pensar en la vida de manera más poética, y en el mundo como un lugar en el que desde ciertos lugares, todo puede modificarse.”

  Como actriz participó en las obras El Padre, con dirección de Pablo Ruiz, Darío tiene momentos de soledad, de Santiago Gobernori, La niña fría, con dirección de Daniel Veronese, La Pornografía y Los Demonios, de Gonzalo Martínez, El diván, de Michel Dydim y La Marea, de Mariano Pensotti. Al mismo tiempo, comenzó a vincularse -a través de amigos cineastas, como Mariano Llinás- con el mundo del cine: a partir de entonces se movería con fluidez entre esos tres universos, el teatro, la pantalla grande y la literatura.

      Como dramaturga y directora, después de la mencionada Si te sigo, muero, dirigió en 2007 en teatro la obra Ciego de Noche, de Darja Stocker, en el Ciclo de Nueva Dramaturgia organizado por el Instituto Goethe, y ese mismo año recibió el Premio Estímulo ‘S’ para la realización de su nueva obra. Así fue que en abril 2008 estrenó la obra Todos los miedos, de Mariana Chaud, en el C.C.R.Rojas.
  En febrero 2010 estrenó El tiempo todo entero, obra que escribió y dirigió, sobre El Zoo de Cristal de Tennessee Williams, junto a la Compañía El Silencio: este espectáculo se presentó en la ciudad de Girona, hizo temporada en el Theatre du Rond Point de Paris durante el mes de diciembre de 2011, formó parte del Festival Santiago a Mil en la ciudad de Santiago de Chile en enero de 2012 y del Festival de Nápoles en junio del mismo año.  
  En 2011 estrenó la obra Fiktionland que escribió junto al autor suizo Gerhard Meister en el Espacio Callejón, e hizo funciones en Berna; y en enero de 2013 El tiempo todo entero giró por las ciudades de Aix en Provence, Arles, Pau, Girona, Tolouse, Montbeliard, Córcega, Montepellier y Girona.

   En cine trabajó en La punta del diablo de Marcelo Paván, Resfriada de Gonzalo Castro, en las películas El hombre robado, Todos mienten y Viola de Matías Piñeiro, en El Estudiante, de Santiago Mitre y en El día trajo la oscuridad. Este año se la vio en pantalla en El cielo del centauro y en La princesa de Francia, de Matías Piñeiro también, que obtuvo el primer lugar de la competencia argentina del BAFICI 2015.
El cine tiene que ver con ciertos colores de la emoción, mientras que el teatro implica una entrega a cuerpo entero”, definió en una entrevista reciente, marcando una diferencia entre ambas disciplinas. “La fragmentación del cine hace que uno como actor se sienta más protegido, mientras que el teatro es a todo o nada: uno ‘sube a la escena’ y no puede bajarse hasta que termina, eso solía darme pánico en los comienzos. “Yo no vivo ambas cosas como una tensión sino como terrenos complementarios que pueden potenciarse.”

   Como escritora, se formó en los  talleres de narrativa y clínica de obra con Juan Martini y Anna Kazumi Stahl. Publicó las novela ¿Vos me querés a mí? y Agosto -finalista del Premio Página 12 a la Nueva Novela.
  En  2009 publicó el relato Autonomía en la antología Buenos Aires/ Escala 1:1, y la obra Algo de ruido hace en la antología Dramaturgias, en Editorial Entropía. Publicó el relato Si llegás a faltar un verano en la antología Mujeres Infieles en la Editorial Emecé y el relato Siesta en la antología alemana Asado Verbal de la editorial Wagenbach. Su obra Fiktionland está editada en el sello Fischerverlag en idioma alemán.
  “Tanto cuando escribo como cuando actúo creo que está presente la perplejidad de eso que nos pasa cuando necesitamos expresar, contar, ir más allá de la experiencia. Los artistas creo que son necesarios, más allá de las disciplinas, para eso, para contar eso que somos, eso que experimentamos. En realidad el arte –la creación de otras realidades- no es necesario ni es útil, es inútil, pero pienso que nos sirve para salvarnos de la alienación de la vida y hacerla más soportable.”