¿Quién domina al mundo? de Noam Chomsky

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Uno de los libros recomendados de este mes es ¿Quién domina el mundo? de Noam Chomsky editado por Ediciones B.

La idea de que el bienestar de la humanidad podría estar mucho más extendido y la miseria menos diseminada que en la actualidad, si no predominara el afán desmedido de lucro que ha ganado a la sociedad global, la había ya anticipado en 2009 la fallecida Elinor Ostrom cuando ganó  el Premio Nobel de Economía. En el trabajo que le valió esa distinción demostraba que las reservas de pesca, los pastos, los bosques, los lagos y las aguas subterráneas  estaban mejor gestionadas cuando hay un uso compartido.  Y que el alejamiento de este criterio ha conducido al medio ambiente a la crisis que todos conocemos y que podría colapsar en cualquier momento. ¿Por qué ha predominado ese criterio? Porque se ha impuesto la doctrina tradicional del Imperio –dice el conocido lingüista y ensayista político Noam Chomsky-, aquella que acepta que los humanos están ciegamente impulsados por lo que ya los trabajadores norteamericanos llamaron en el alba de la revolución industrial, y antes que ellos los obreros y campesinos ingleses, el “Nuevo Espíritu de la Época”, que es la de ganar riquezas sin límite, olvidándose de todo menos del yo. 

    Todo eso ocurrió hace ciento cincuenta años y en Inglaterra antes. Y se impuso gracias a que se dedicaron esfuerzos enormes –continúa Chomsky- a inculcar ese Nuevo Espíritu de Época. Hoy existen industrias fundamentales consagradas a esa labor: relaciones públicas, publicidad y marketing en general, todo lo cual suma una proporción muy vasta de lo que se define habitualmente como el producto bruto interno de cada país. Esas industrias se aplican a lo que el economista político Thorstein Veblen llamó la “fabricación de deseos”. En palabras de los propios empresarios, la labor consiste  en dirigir a la gente hacia “cosas superficiales” de la vida, como el consumo de moda. De esa forma la gente puede atomizarse, se pueden separar unos de otros, ya que solo se busca el beneficio personal, y se aleja a las personas del peligroso esfuerzo de pensar por sí mismas y enfrentarse a la autoridad.  Edward Bernays, uno de los fundadores de la moderna industria de las relaciones públicas, denominó a ese proceso modelador de opiniones, actitudes y percepciones “ingeniería del consentimiento.”

     Esa tarea de imponer el Nuevo Espíritu de Época, no involucra solo esa tarea de captación subjetiva de las sociedades, en la que sin duda hoy juegan un papel relevante los medios masivos de comunicación, sino también –y esto desde hace mucho más de un siglo y medio- de acciones y políticas militaristas tendiente a mantener al Imperio a escala mundial. Esta tarea la realiza en estos días principalmente Estados Unidos, que es la potencia de mayor poder militar, pero también otros países cuyo pasado en la conquista colonial tiene un archivo de crueles atrocidades en el pasado. Pero Chomsky, en este texto, pone el foco básicamente en los Estados Unidos, recurriendo a una impresionante variedad de ejemplos que van desde el programa en expansión de asesinatos mediante drones hasta la amenaza de una guerra nuclear, pasando por los puntos críticos que representan los conflictos de Irak, Irán, Afganistán e Israel-Palestina.

      Toda esta recorrida es apoyada con datos e informaciones históricas de gran valor, algunas ya olvidadas, que pertenecen a gobiernos anteriores de Estados Unidos (entre otros los de Kennedy, Nixon, Reagan, Bush padre e hijo, Clinton, Obama, etc.) y que revelan la intervención continua de esa potencia en distintos actos de terrorismo mundial, desde Angola, Nicaragua y Cuba hasta las más recientes de Irak, Irán o Afganistán. Tarea que ha transcurrido con el asentimiento general de las clases políticas de la sociedad global, que aceptan como normal y adecuado que Estados Unidos debe ser una superpotencia terrorista, inmune a la ley y a las normas civilizadas. Chomsky agrega a esta descripción, que hace de su trabajo un estudio en absoluto imprescindible para quien quiera saber lo que pasa hoy en el mundo, que las elites de Estados Unidos, además de apoyar esta acción permanente de agresión terrorista a diversos países, se han ido aislando cada vez más ante cualquier restricción -y al respecto es claro su rechazo a varias disposiciones de las Naciones Unidas- que pretenda limitar su poder. En medio de ese cóctel, donde la mayor parte de la población es empujada a la apatía y el odio al vulnerable y ese afán del Imperio de impedir que las medidas democráticas pongan un punto de contención a sus desmanes, la sociedad global vive horas inciertas. Este libro, como tantos otros muy recomendables, es un instrumento para conocer a fondo lo que ocurre y tomar conciencia plena de eso y de las responsabilidades que derivan de allí.