Equipo Argentino de Antropología Forense: trabajar por la memoria

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Tras treinta años de trabajo ininterrumpido, el Equipo de Antropología Forense (EAAF) sigue en la senda de la restitución de la memoria, y su invaluable aporte a la verdad y la justicia con una ética que trasciende el territorio argentino y desborda hacia Latinoamérica y el mundo.

Una noche del año 1984, un grupo de estudiantes de medicina y antropología espera al Dr. Clyde Snow en el Hotel Continental donde se hospeda. Están ahí para decirle que quieren trabajar con él. Hace dos semanas que el doctor está en Buenos Aires intentando armar un equipo de trabajo que no se logra formar: por temor o por no abandonar carreras ya encaminadas nadie está dispuesto a especializarse para trabajar junto a este antropólogo forense norteamericano. Snow había sido convocado por organismos de derechos humanos para ocuparse de los cuerpos de las víctimas de la dictadura que comenzaban a ser encontrados y no recibían el trato forense que requerían.


Los cuerpos de los desaparecidos por la última dictadura militar surgían como testimonio de lo que muchos aún se negaban a reconocer, eran prueba legal y testimonio de lo que los hombres y mujeres habían sufrido antes de ser asesinados. En la incipiente democracia no había en la Argentina nadie preparado para esta tarea. Los jueces ordenaban las exhumaciones en los cementerios donde se habían enterrado personas bajo la figura NN. Lo que sucedió fue que los primeros cuerpos descubiertos fueron maltratados por impericia borrando huellas y pruebas irrecuperables.
Así, luego de unas semanas de estar en nuestro país, y a punto de volver sintiendo que había fracasado, el Dr. Snow conversa con estos estudiantes. Él contó en varias entrevistas que en un principio intentó desalentarlos. Creía que la tarea era demasiado dura para personas sin experiencia. Había que exhumar cadáveres y analizar los restos con la tecnología apropiada, proveniente de dos disciplinas: la arqueología tradicional y la antropología forense. Lo que descubrieran iba a ser el puro horror de lo que esos hombres y mujeres habían sufrido antes de ser brutalmente asesinados. Ellos escucharon y de todos modos se decidieron  a enfrentar la tarea. Esa fue la piedra fundacional del pionero Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), hoy reconocido mundialmente.
La propuesta del Dr. Snow era aplicar las técnicas, que hasta entonces se usaban en la búsqueda de restos prehistóricos, a los cadáveres exhumados de personas desaparecidas.


La tarea de esta organización independiente, científica y no gubernamental es la de aplicar la ciencia al servicio de los derechos humanos. Además, restituyen a las familias a sus seres queridos para hacer posible el indispensable rito funerario que todo duelo requiere. Su modalidad de trabajo siempre respetó y aún respeta el dolor de las familias de las víctimas. El EAAF, conformado hoy por trece miembros, trabaja participando siempre a los familiares a lo largo del proceso de exhumación e identificación de los cuerpos. Su labor permite finalmente expedir un acta de defunción, acto simbólico fundamental a partir del cual se entrega a los familiares el cuerpo de su ser querido. Actualmente trabajan de manera interdisciplinaria desde la arqueología, antropología  forense, la informática y la genética.
Su metodología de trabajo incluye un primer momento donde recopilan fuentes escritas y orales de la persona desaparecida, luego prosiguen con la exhumación de los restos óseos y por último pasan a la etapa de análisis antropológico y genético donde implementan las técnicas  de análisis de ADN con el objetivo de identificar los restos así como determinar las causas de la muerte.
Las muestras de los cuerpos se cotejan con el banco de ADN que el EAAF posee con las muestras de sangre de familiares de las víctimas del terrorismo de Estado.


El EAAF ha realizado distintas campañas para obtener muestras e información de los familiares para facilitar la tarea de reconocimiento de los restos así como también la posibilidad de encontrar nuevos cuerpos. Se abocan no solo a la recolección de muestras de sangre sino también al aporte de información sobre la historia personal de los desaparecidos que numerosas veces se convierte en un factor fundamental para la identificación.
En el año 1986 el EAAF traspasa por primera vez las fronteras de nuestro país. Desde ese entonces han intervenido con su trabajo en treinta y cinco países de América, Asia, África y Europa. Brindan su trabajo y experiencia en aquellos lugares donde los ciudadanos sufren violencia política y luego buscan la verdad respecto a las personas detenidas-desaparecidas. Son convocados generalmente por tribunales nacionales o internacionales o por organismos no gubernamentales para entrenar profesionales locales, funcionar como peritos, ofrecer asesoramiento o participar de manera directa en la investigación de campo.


Ahora trabajan en México. El pasado septiembre en Iguala desaparecieron cuarenta y tres estudiantes de la Escuela Rural de Ayotzinapa llevados por la policía municipal. Los llamados estudiantes normalistas fueron secuestrados por manifestarse en Iguala el día que la esposa del alcalde José Luis Abarca daría un discurso.  La policía reprimió de manera brutal con un saldo de heridos, muertos y desaparecidos. La policía declaró haber entregado a los estudiantes a un cartel del narcotráfico, incluso declararon que los estudiantes habían sido asesinados y enterrados en fosas comunes. El gobierno de México insistía en darlos por muertos. Los familiares, no confiando en las declaraciones del gobierno, solicitaron la intervención del EAAF luego de la aparición de cuerpos NN en los cerros de Iguala. Los cadáveres encontrados en esas fosas comunes que decían ser de los estudiantes no lo eran. Gracias a la intervención del equipo esto pudo ser determinado. Los familiares confían más en su trabajo que en el propio gobierno. Durante la búsqueda de los estudiantes se identificaron otros cuerpos de desaparecidos en Iguala, y los cuerpos fueron restituidos a sus familias. Luego el EAAF identificó el cadáver de uno de los normalistas, Alexander Mora Venancio, que se encontraba en un basural, es el primero de una lista que aún sigue inconclusa.


La búsqueda continúa. Hasta el presente, y luego de haber cumplido treinta años de trabajo ininterrumpido, el EAAF sigue en la senda de la restitución de la memoria, y su invaluable aporte a la verdad y la justicia como una ética que trasciende el territorio argentino y desborda hacia Latinoamérica y el mundo.