Libros por celular

Tecnología

Instagram se volvió el espacio dilecto de quienes adoran recomendar libros, cosa que suelen hacer con un alto impacto visual y gran poder de síntesis. El fenómeno que las editoriales miran de cerca al tiempo que se convierte en un impensado fomento a la lectura. 

Por algún motivo insondable en una red social que es básicamente imagen como Instagram no paran de proliferar las cuentas de amantes de los libros que ahora fotografían lo que leen, o lo que les gustaría leer o lo que leen otros, además de bibliotecas, librerías, imágenes de escritores, páginas interesantes y también cafés (muchos cafés).  

Libros por celular

Ya hace tiempo que los “booktubers” (en YouTube) y los “bookbloggers” (en sus blogs) vienen lanzando espacios en los que reseñan sus libros favoritos, un fenómeno que ha sabido despertar el interés de las editoriales. Y algo de eso es lo que en los últimos tiempos se ha recreado en Instagram, aunque con otras reglas y en un formato diferente: si bien la idea sigue siendo compartir las lecturas y recomendar títulos, los posteos de los bookstagrammers suelen caracterizarse por fotos cuidadas hasta el último detalle –lo que en definitiva es la esencia de esta red social-, reseñas breves y varios hashtags que rezuman en unas composiciones de mucho impacto visual y gran poder de síntesis. 

¿Quiénes son estos lectores en red y qué tienen para aportarnos? Va a continuación un repaso por algunos pocos aunque muy buenos representantes de esta tendencia que sigue y sigue multiplicándose.

Bookbaristas

Por más que su creadora apela desde el vamos a un recurso un poco visto como el de combinar libros con cafés, lo cierto es que el resultado de Book Baristas es un conjunto de fotos tan inspiradoras que realmente provocan ganas de salir corriendo al bar más cercano con un libro bajo el brazo. Dueña de un estilo híper femenino, su creadora Natasha se define como una simple “book person” más que recomienda sus lecturas y bebidas desde la ciudad de Nueva York. Inicialmente bloguera, la joven autora se declaró sorprendida por su éxito en Instagram –tiene 131 mil seguidores-, lo que atribuye más que nada al aspecto visual de las publicaciones. “También tengo Twitter y Tumblr, pero Instagram es más amigable para la interacción con otros book lovers”, aseguró en una entrevista.

Sublecturas

Es mentira que todos en el transporte público están atentos a su celular, y Sublecturas es la prueba más fehaciente de ello. La cuenta que muestra a las personas leyendo en el subte de Buenos Aires -consignando a la vez la línea y el título y autor de la obra- lleva ya unos años publicando unas imágenes muy reales, muy conocidas y muy cotidianas que, si bien no resultan tan artísticas –en su mayoría son “robadas”-, sí aportan una enorme cantidad de información. Porque siempre se advierte un ademán, una postura o una mirada que invitan a imaginar cierta relación simbiótica entre lector y lectura. Tal vez lo más lindo del mosaico resultante sea ese persistente afán que los lectores del subte muestran por leer a pesar de todo, ya sea de pie esperando el tren, o luchando contra el sueño, o apretados hasta el punto de no contar con el espacio mínimo para dar vuelta la página.

También conocida por mostrar las lecturas del subte –en este caso de Nueva York y Londres- es la cuenta Subway Book Review, cuyos creadores frenan a los lectores para solicitarles hacer una foto con la portada de aquello que estén leyendo, pidiéndoles además que compartan algo sobre el libro y la historia acerca de cómo ese título llegó a sus manos. Con fotos en blanco y negro, un contexto bien subterráneo y mayoría de sonrisas, el efecto resulta tan elegante como armonioso.

Oursharedshelf

Our Shared Shelf es la cuenta del club de lectura feminista homónimo que comanda la actriz británica Emma Watson. El plan del grupo es bastante simple: se trata de seleccionar un libro al mes que luego se discute en el foro a partir de algunas premisas, citas y preguntas que funcionan como disparadores. El espacio en Instagram es entonces el correlato visual de ese intercambio en el que los lectores –con mayoría de mujeres, aunque también hombres- comparten sus fotos junto a las portadas de títulos entre los que se cuentan el polémico The Beauty Mith (de Naomi Wolf), los Monólogos de la Vagina (de Eve Ensler), Mom & Me & Mom (de Maya Angelou) y El cuento de la criada, de Margaret Atwood.

Librosentransito

“Siempre que veo a alguien leyendo me muero de curiosidad por saber cuál es el título, algo que nos pasa mucho a los que trabajamos con libros. Queremos saber si hay un patrón de lectores para tal género y autor, algo así como un memotest entre lectores y lecturas”. Quien habla es Florencia Ure, jefa de prensa de la editorial Penguin Random House y autora de Libros en Tránsito, una cuenta que al modo de sublecturas retrata lectores en viaje aunque no se limita al subte sino que también suma trenes, buses y aviones de aquí y del mundo y con un estilo de foto más personal y artístico. “Un día vi una edición de un libro que me gustaba en un colectivo y el ángulo me daba justo como para sacarle una buena foto. La tomé, y luego la subí a Instagram y Twitter. Seguí haciendo lo mismo cada tanto, las imágenes recibían comentarios divertidos y vi que la gente se enganchaba. Entonces empecé a postear más seguido inventándome normas del juego: nunca subir nada sin saber qué libro es y no preguntar ni sacar la foto con el consentimiento del lector”, cuenta Ure, a quien sus amigos insistieron para que abriera una cuenta exclusivamente dedicada al tema. “Muchas veces, sobre todo si estoy de viaje y no reconozco las portadas instantáneamente, como me suele pasar en Argentina, pesco solo una palabra, con lo que después tengo que googlear hasta dar con el título y el autor. O llego a ver el autor, pero no sé de qué libro se trata y entonces investigo las tapas y los termino sacando por las imágenes de la web. Llegué a fotografiar el texto porque el libro estaba forrado y así enterarme cuál era. Y cuando me encapricho me puedo llegar a pasar de estación hasta agotar las posibilidades de descubrirlo”, concluye y cuenta que hasta ahora jamás la han descubierto. “Supongo que nadie, sobre todo si va leyendo, presta demasiada atención a una psicótica que da vueltas con un teléfono a su alrededor”.

Lagenteandaleyendo

La gente anda leyendo es un pequeño gran proyecto autodenominado “Recomendador de libros random” creado por la locutora y actriz Maru Drozd. Cuenta además con la colaboración del actor Gonzalo Heredia, quien difunde y viraliza pero también hace entrevistas y comparte todo aquello que tiene que ver con sus propias lecturas. Una marca distintiva de la cuenta son justamente estos breves reportajes que rescatan la voz de libreros y escritores junto a fragmentos de narraciones y poesías, ilustraciones y también sorteos.

Libros inútiles

La cuenta recomienda lecturas que no necesariamente son las novedades de ese mes, como podrían ser Ladrilleros, de Silvia Almada, o Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño. Y cuenta a través de unos posteos muy bien escritos de qué van las obras, cita fragmentos, propone trivias (que no tienen más premio que la satisfacción de haber acertado) y muestra también retratos, notas periodísticas y simples imágenes que tienen que ver con libros, además de recomendar tesoritos de esos que en las calles de Buenos Aires se consiguen cada tanto por unos pocos pesos.

Hay, desde luego, mucho más. Cuentoconvos recomienda libros infantiles (a la par que brinda espectáculos de narración para chicos); y Literaturapoliciallatina se dedica exclusivamente al género policial, aunque sin distinción de país ni época. Detrásdelabiblioteca muestra unas colecciones de libros impresionantes y Alianza Editorial, tomando nota de la pasión que los bookstagrammers generan, propone unas imágenes muy interesantes elaboradas en consonancia con el diseño de las cubiertas de cada título. Todos, cada cual a su manera, expresan desde esas imágenes algo que nace del amor por la lectura pero va a la vez más allá, contagiando comunidad y defendiendo el valor, la sabiduría, la compañía y por encima de todo la belleza que los libros son capaces de regalar.

Fotos: Istock