Peninsula Valdés en Chubut



Turismo

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la zona sorprende todo el año: calor y playas en verano y avistamientos de ballenas en invierno. 

 

 

Es muy probable que quienes no hayan conocido todavía la Península Valdés, en la provincia de Chubut, tengan sin embargo un par de referencias desde los primeros años de escolaridad de ese maravilloso lugar. Es allí donde suelen llegar las ballenas francas australes del hemisferio sur para reproducirse, lo que constituye un fenómeno ampliamente convocante. Y es, en términos topográficos, tal vez el accidente costero más reconocible y curioso de la Argentina: no debe existir mejor forma de definir una península que con una imagen de Valdés. El istmo Carlos Ameghino es una estrechísima franja de tierra de apenas 6 kilómetros de ancho que une al continente un área de 3625 km2 que se abre en forma de hongo y de una manera tan particular que forma casi dos lagos por la proximidad de sus puntas con la tierra firme.

La zona es inmensamente rica y diversa en su flora y fauna. Desde 1999 es considerada por la UNESCO Patrimonio natural de la Humanidad, uno de los únicos cinco lugares con ese status de nuestro país (los otros son los Glaciares, las Cataratas, el Valle de la Luna y el Parque Talampaya). Las estrellas del verano, en lo que al mundo animal respecta, son los pingüinos. El mejor lugar para verlos es Punta Tombo, ubicada 180 kilómetros al sur de la península. 

Pero Península Valdés y sus alrededores, especialmente Puerto Madryn, es también muy reconocida por sus playas. Contra lo que el sentido común geográfico puede suponer, hay en verano un microclima que la suele hacer bastante calurosa durante el día, por lo que se puede disfrutar del sol, el mar y la arena.

El único centro urbano de la Península es Puerto Pirámides, que ofrece distintos tipos de playas, desde la clásica abierta hasta otras más alejadas con acantilados y cuevas. La localidad tiene menos de 1000 habitantes pero cuenta con varias cabañas y hosterías para alojarse. A 93 km se encuentra la ciudad de Puerto Madryn, considerada la puerta de entrada a la Península, con playas de mejor infraestructura y todos los servicios urbanos de una gran ciudad turística, por lo que también es una opción asentarse allí para luego hacer excursiones.

Por último, si la idea es asistir al avistamiento de las ballenas, habrá que esperar unos meses más. Los cetáceos arriban a las costas de la Península en busca de aguas más cálidas para reproducirse. Y eso sucede entre junio y diciembre. Ya sea por sus playas o por las ballenas, Península Valdés es una opción turística casi todo el año.


Cómo llegar
Por avión, la mejor opción es ir hasta Trelew, a 60 km de Puerto Madryn, ya que cuenta con un aeropuerto más moderno y con mayor tráfico aéreo.
En ómnibus, un viaje desde Buenos Aires hasta Madryn dura aproximadamente 17 horas.
Y en auto se accede por la Ruta Nacional 3.