Ruta de los Caudillos: historia y naturaleza

Turismo

Un circuito turístico en los llanos de La Rioja combina ambos atractivos. Y es una gran oportunidad para observar de cerca cóndores en su propio hábitat.

Pueblos, valles y quebradas forman parte de una travesía que une a personajes históricos con bellezas naturales en el llamado Corredor de los Llanos, una de las zonas turísticamente más atractivas de la provincia de La Rioja. La Ruta de los Caudillos, que rinde homenaje a grandes personajes de las historias provincial y nacional, líderes populares que lucharon por el federalismo, se encuentra al sur de la capital riojana y comprende los departamentos Independencia, Facundo Quiroga, Rosario Vera Peñaloza, Ángel Vicente Peñaloza, Chamical, General Belgrano, General Ocampo y General San Martín.

El periplo comienza en la localidad de Patquia (“cruce de caminos” en quechua), cabecera del departamento Independencia. Sigue en Chamical, una ciudad pintoresca y tranquila, con atractivos naturales, de donde se puede ir a Polco, sede de una importante celebración de la Virgen del Rosario; al dique de La Aguadita; a Santa Lucía, un buen destino para el trekking; a Santa Bárbara, con sus reconocidos productos artesanales.

Siempre con dirección sur por la ruta nacional 38, saliendo de Chamical se pasa por Punta de los Llanos, donde en 1976 fue asesinado por la dictadura el obispo Enrique Angelelli, en un fraguado accidente automovilístico, declarado Lugar Histórico Nacional en 2015. Desde allí se sigue hasta Tama, cabecera del departamento Ángel Vicente Peñaloza, ubicada a 140 kilómetros de la ciudad de La Rioja, que rinde tributo al Chacho, un caudillo clave del federalismo del siglo XIX. Son parte de la oferta para el turista las visitas al Museo Federal y a la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, construcción colonial donde se guardan tallas e imágenes antiguas y los archivos parroquiales que conservan las partidas de nacimiento y de matrimonio de los caudillos de La Rioja.

El siguiente destino es la Sierra de los Quinteros, en el departamento Ángel Vicente Peñaloza, donde se encuentra la impactante Quebrada de los Cóndores, una reserva natural que representa uno de los mayores atractivos turísticos de la provincia, al que se asciende desde el paraje Pacatala. Es uno de los pocos apostaderos de cóndores donde su lugar de avistaje se encuentra por encima de su sitio de descanso, en el que se aloja más de un centenar de cóndores. Esta colonia es permanentemente monitoreada a través de un programa conjunto entre las autoridades locales y la Fundación Bio Andina de conservación del cóndor andino. Todos los ejemplares llevan colocado un chip, que brinda a los investigadores su ubicación y otra información para protegerlos.

El Mirador de los Cóndores, ubicado a 1.800 metros sobre el nivel del mar, y donde la temperatura suele ser entre 6 y 8 grados más baja que en la capital riojana, está constituido por grandes bloques de piedra, desde cuya cima se observa un gran precipicio sobre el río Los Chocallos. A pocos metros de los visitantes, es común observar revoloteando hasta 20 cóndores y también otras aves rapaces, como águilas y jotes. Un par de kilómetros antes de llegar a la Quebrada hay opciones de alojamiento y gastronomía en el puesto rural Santa Cruz de la Sierra, y la posibilidad de hacer cabalgatas o trekking en cercanías del río Santa Cruz. También se puede practicar rapel, escalada, pesca y mountain bike, y participar de safaris fotográficos con guías especializados.

Para visitar el Mirador hay dos rutas posibles: un circuito largo de 5 kilómetros que demanda unas dos horas y media de ida y otras tantas de regreso (también se puede transitar a caballo), y un circuito corto, de 2 kilómetros, que parte desde la punta de la Sierra de los Quinteros y que tras una caminata de 40 minutos hasta la huerta Las Higueras se llega desde allí al Balcón de las Higueras, desde donde se observan el dique y el llano de Olta.

El siguiente punto en la Ruta de los Caudillos es Olta, el Jardín de los Llanos de La Rioja, donde se encuentra el famoso Caminito al que se refiere la letra del tango homónimo. En las afueras de esta ciudad se halla la casa del Chacho Peñaloza, más precisamente en la localidad de Loma Blanca, donde fue asesinado el 12 de noviembre de 1863, después de rendirse frente al enemigo; luego de matarlo, exhibieron su cabeza en una pica en la plaza del lugar. En su rancho-museo se exhiben armas, documentos, pinturas y mobiliario que cuentan su historia.

En el corazón de este circuito histórico y natural, al pie del cerro El Elefante se encuentra Malanzán, cabecera del departamento Juan Facundo Quiroga, donde vale la pena conocer el Museo Runa Huasi y sus más de 1.000 piezas de la cultura olongasta. Además de sus atractivos naturales, esta zona se caracteriza también por haber sido la cuna de grandes caudillos federales como Facundo Quiroga (El Tigre de los Llanos) y Ángel Vicente Peñaloza, e importantes figuras de la educación y de la cultura como Rosarito Vera Peñaloza y Juan Zacarías Agüero Vera. En Huaja, por ejemplo, a la vera de la Ruta 29 se puede visitar una réplica de la casa natal del Chacho Peñaloza. En Atiles, pueblo donde nació Rosario Vera Peñaloza, llamada Maestra de la Patria, se encuentra Anajuacio, lugar de descanso de Facundo Quiroga, desde donde también podía visualizar los movimientos de sus eventuales enemigos.

En San Antonio se conservan vestigios de la casa paterna de los Quiroga, un algarrobo bicentenario, un Centro de Interpretación Cultural y la iglesia, cuya construcción se atribuye a familiares del caudillo federal. Guasamayo, por su parte, es una reserva de bellos paisajes en el que también funciona un área de estudio e investigación en materia antropológica, etnográfica y geológica, entre otras disciplinas. Dentro de la reserva se halla el paraje Los Mogotes, con importantes atractivos como la Piedra de los Morteros, las Torres, la Piedra del Vertedero y los morteros comunitarios. En tanto, en las Sierras de Tuaní se pueden realizar travesías en vehículos 4x4, cuatriciclos o a lomo de mula y deleitarse con sus paisajes y con las especialidades de la cocina local: chivatos, corderos y chacinados.

Chepes, por su parte, es sede del Museo de los Caudillos, la Casa de Quiroga y las ruinas de una primitiva iglesia de adobe que era parte del antiguo pueblo, abandonado tras la instalación del ferrocarril. El Museo conserva utensilios de las culturas preincaicas, herramientas del pueblo olongasta, armas de fuego utilizadas en la lucha entre unitarios y federales, uniformes, vestimenta y objetos personales del Chacho Peñaloza y de Facundo Quiroga, obras pictóricas, artesanías y otras piezas de valor para la historia regional y nacional. En la actual ciudad de Chepes se puede pasar el día al aire libre en su camping municipal y degustar y adquirir ingredientes típicos de la gastronomía artesanal local como quesillos, productos caprinos, vinos regionales y tejidos.