Abuelos 2.0

Actualidad

Los pequeños nativos digitales pueden ser los mejores profesores de los adultos mayores en este nuevo y cambiante mundo digital. 

“Esto es una computadora”, señala una nena de no más de seis años mientras va abriendo una laptop ante su octogenario y perplejo abuelo. Y continúa ella: “estamos en internet. Ponemos Google. Y entonces podés buscar información de los indígenas. O de…”, reflexiona para sí mientras la escena se intercala con la de otro niño que pretende jugar Playstation con su abuela (“x, pasás; con el cuadrado le pegás al arco”, la instruye), en tanto una pequeña de rulos festeja haberle enseñado a la suya a encender y apagar una cámara de fotos. Y aunque solo forman parte de un corto publicitario de la casa uruguaya Motociclo (www.youtube.com/watch?v=rnzTDkH9U80), lo cierto es que estas historias ocurren todos los días, cada vez que los “nativos digitales” socorren a sus abuelos a la hora de familiarizarse con las nuevas tecnologías.

Silvia tiene 65 años y cinco nietos de 9, 6, 4, 2 y 1 año y reconoce que fueron ellos los que le ayudaron a no tenerle miedo a la tecnología. “Al lado de los chicos aprendí que si tocás todo no pasa nada, más bien es al contrario: siempre terminás encontrando lo que necesitás”, explica. Y agrega: “Tampoco es que me dan cátedra, pero sí me ayudan a ‘destrabar’ cuando algo no me sale”.

Abuelos 2.0

También Mercedes cuenta que hace ya 20 años le daba a su abuela “clases de internet” todos los miércoles. “Empezamos por mandar mails con adjuntos, fowardear, y contestar, y seguíamos con búsquedas en Google. Había que refrescarle al principio de cada clase lo que habíamos aprendido la última semana, pero con el tiempo le fue agarrando la mano y por fin pudo empezar a comunicarse con sus hijos y nietos que estaban afuera, lo que la hacía feliz”, recuerda. 

Los expertos suelen ver con buenos ojos estos ejemplos de educación de los niños hacia los adultos y que en el caso del binomio nietos-abuelos suele asentarse además en una relación cariñosa, profunda e incondicional. A los chicos les hace bien sentir que  son capaces de transmitir un conocimiento valioso, en tanto los abuelos sienten un placer inmenso al tener un asunto más que compartir con sus nietos. Anika Small, jefa ejecutiva de Nominet Trust (una ONG que financia proyectos de tecnología social) lo pone en estos términos: "Es importante que encontremos formas de motivar a la gente mayor a usar internet, ya que eso los ayudará a mantenerse activos y vinculados", sostiene. Y quiénes mejor para ponerlos en órbita que aquellos que nacieron en una cultura digital con la que ya están plenamente familiarizados, hasta el punto que las computadoras y teléfonos parecen casi una extensión de su cuerpo.

El psicólogo infantil Gonzalo Udaquiola pone el foco en esta "inversión" generacional por la cual el adulto, quien de acuerdo a la tradición es el que debería enseñar, se pone en el lugar de quien aprende y se deja guiar en un mundo para él desconocido. “Este cambio en el sostén del conocimiento se transforma en algo positivo si refuerza el vínculo”, explica, aunque advierte que la tecnología puede también relegar el juego y la comunicación, actividades que generan creatividad y desarrollo cerebral. “Una cosa es enseñar a usar un dispositivo, mirar juntos fotos o hacerle escuchar al otro una canción. Otra distinta estar cada uno enfrascado en su pantalla o con sus auriculares”, ejemplifica.  

No por nada cada vez hay más abuelos en Facebook y en Instagram, accediendo a Google y Youtube y hasta jugando videojuegos. Es que estar al tanto de la tecnología les permite estar informados (y por lo tanto empoderados), mirar películas, comunicarse con parientes y amigos que viven afuera, ver fotos de sus seres queridos en las redes sociales y por supuesto: tener un lenguaje común con la gente joven. Para eso es necesario vencer el temor que a muchos les producen las computadoras, teléfonos y tablets, ya que el gran abismo suele estar en el aprendizaje y no tanto en el manejo. A la hora de dar el salto y animarse se puede contar con la asistencia de docentes preparados, dispositivos que respondan a sus necesidades, tutoriales en la web y claro, también con los nietos: muchas veces entre los más afectuosos, considerados y condescendientes profesores a los que un abuelo pueda aspirar.