Alergias de estación, cómo prevenirlas y tratarlas

Actualidad

Las alergias de estación afectan a una de cada ocho personas. La situación es tan preocupante que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado el 8 de julio Día mundial de la alergia con el objetivo de concientizar e informar a la población sobre esta enfermedad. Se considera que estamos en presencia de una de las epidemias del Siglo XXI. Los factores emocionales suelen ser determinantes.

El Instituto de Neurociencias de Buenos Aires define la alergia como “una respuesta exagerada del cuerpo a una sustancia particular que el organismo identifica como agresiva y produce síntomas característicos. La sustancia a la que se es alérgico se denomina alérgeno y los síntomas provocados son definidos como reacciones alérgicas.”
Estos síntomas pueden incluir: ronchas, erupción en la piel, picazón en la nariz, la boca, garganta y piel. También congestión o secreción nasal, ojos rojos y llorosos y eventualmente dolor de cabeza. En sus formas más severas pueden aparecer síntomas como diarrea, vómitos, dificultades para tragar y respirar, hinchazón del rostro, ojos y lengua, hasta pérdida del conocimiento.
Las personas que sufren alergias poseen un sistema inmunológico que reacciona de manera excesiva frente a sustancias que reconoce como nocivas. Estos son los ya mencionados, alérgenos. Los más frecuentes son el polen, el pelo de animal, el moho, los cosméticos, las plumas, ciertos alimentos, los ácaros en el polvo y las picaduras de insectos, entre otros.

En verano puede desencadenarse también la alergia al sol: los síntomas pueden aparecer después de sólo unos minutos de exposición de la piel a la luz solar. Esta patología afecta en mayor número a las personas con tipo de piel clara, especialmente a las mujeres y los niños pequeños, que todavía no tienen un sistema inmune fuerte. Está comprobado que los rayos del sol en sí mismos no son alérgicos: el enrojecimiento, irritación y ampollas son la consecuencia de la interacción de la luz del sol con otros factores, esto se debe principalmente a productos cosméticos, incluidos los protectores solares.
Respecto al origen de las alergias se considera que presentan cierta predisposición genética de orden orgánico, pero también depende de factores externos que se encuentran en el ambiente. Si bien, no son hereditarias, existe predisposición familiar, en caso de que ambos padres sufran la misma alergia hay altas probabilidades de que los hijos también las tengan.

Existen diversas pruebas que los médicos alergistas suelen solicitar con el objetivo de determinar si los síntomas tienen un origen alérgico o de algún otro orden. Las pruebas más comunes son las cutáneas. Una forma de realizarlas es a través de la punción sobre la piel para la incorporación de la sustancia sospechosa de ser la causante de la alergia. Luego se evalúa la respuesta de la piel a este procedimiento para ver si se produce hinchazón o enrojecimiento de la zona.  Otra de las formas que utilizan los médicos es la de solicitar, luego de realizar una serie de preguntas, que la persona evite ciertos elementos que podrían ser los causantes de la alergia.
Los tratamientos que los profesionales recomiendan incluyen evitar los alérgenos en la medida de lo posible una vez que estos hayan sido identificados. Los médicos alergistas suelen administrar medicación que varía según el caso, pueden ser esteroides intranasales (para disminuir la inflamación de la nariz), antihistamínicos (para pacientes que requieren de medicación diaria, en casos de alergia leve) y descongestionantes.

Otro tipo de tratamiento es el de las vacunas antialérgicas, es un método de inmunoterapia que se utiliza en casos en que resulte inevitable el encuentro con el alérgeno y los síntomas sean de difícil control. La función de las vacunas es evitar que el cuerpo reaccione de manera exagerada. Son inyecciones que se administran con una cierta regularidad y que contienen el alérgeno. Las dosis van progresivamente en aumento. Es un tipo de tratamiento que requiere la periódica visita al médico especialista.
También existe la terapia sublingual, con la que se administran medicamentos debajo de la lengua, específicamente para alergias al césped.
Frente a las reacciones graves ya desencadenadas suelen administrarse corticoides de manera inyectable para frenar los efectos del episodio alérgico.
En los casos de alergias severas se recomienda a los pacientes tener una placa de identificación que dé cuenta del tipo de alergia en caso de accidente.
Cuando se haya descartado la presencia de alérgenos de orden ambiental, alimentario o climático, el médico puede recomendar una interconsulta a psicología ya que es frecuente que las personas reaccionen con episodios de orden alérgico frente a situaciones difíciles de origen emocional.