Ciclismo urbano

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Además de ser un medio de transporte económico y no contaminante, la bicicleta ofrece una forma fácil y placentera de hacer ejercicio. Esa combinación única la convierte en el centro de una tendencia mundial que gana cada vez más adeptos y que, auguran los especialistas, seguirá creciendo en las próximas décadas.

Tanto en Europa como en Latinoamérica se replican los países y ciudades que se suman al fenómeno: bicicleta ha pasado a ser el modo de desplazarse tanto de jóvenes como de adultos mayores: es que no hace falta tener entrenamiento físico para montar una, ni hay una edad límite para ejercitarse. Millones de personas en el mundo entero optan por este vehículo, tanto para sus paseos cotidianos, como para trasladarse en viajes cortos. Así cuidan su salud a la vez que disfrutan de una actividad placentera al aire libre y ahorran combustible y estrés, el que supone trasladarse con auto en las urbes más concurridas.


Además de tonificar –sobre todo las piernas, pero también brazos y abdomen-, andar en  bicicleta ejerce un efecto positivo a nivel respiratorio y circulatorio, y ayuda a bajar de peso. La intensidad y frecuencia del ejercicio, pueden además regularse en función de las necesidades de cada persona. Como además su uso descongestiona el tráfico urbano, gobiernos y asociaciones promueven su uso y difunden incansablemente sus beneficios.


Hay quienes incluso abrazan este deporte como una causa y defienden una auténtica filosofía de vida vinculada con este hábito. “Los intrusos en el tránsito de ayer, hoy somos bandadas, y pronto seremos plaga”, anticipa el escritor Juan Carlos Kreimer, autor de Bici Zen (Planeta), un libro en el que repiensa el ciclismo urbano y su relación con la práctica de la meditación. “Sin hablar y sin tocarnos, nos multiplicamos con naturalidad. Se forman asociaciones, los municipios organizan bicicleteadas, se trazan redes de ciclovías para cruzar la Buenos Aires de Norte a Sur y Este a Oeste, aumentan el número de bicicletas públicas y de estaciones para tomarlas y dejarlas, se debaten temas de seguridad y conciencia vial, se demarcan lugares para estacionarlas, y algunos municipios hasta financian su compra. Algunas ciudades pequeñas del interior promueven jornadas turístico-ciclísticas rescatando lugares clásicos. La bicicletería tradicional vuelve a tener un lugar en los comercios de barrio. Se organizan festivales de películas en los que la bici tiene algún tipo de rol; la palabra ciclismo ya no se asocia sólo a las carreras y, cada vez con mayor frecuencia, los medios emplean la expresión cultura ciclista (traducción de bike culture y culture vélo) para englobar el fenómeno. Son la alternativa más cómoda, sana y sostenible para moverte por la ciudad. Una manera personal de comprometerse con el cambio climático, con no contaminar y hacer deporte”, explica.


El auge en Latinoamérica es innegable: Buenos Aires, Santiago de Chile, Bogotá, Montevideo y Río de Janeiro son algunas de las metrópolis que experimentan el aumento de la movilidad en bicicleta, impulsado por políticas públicas favorables e iniciativas ciudadanas creativas y novedosas. En la Argentina, además de Buenos Aires, Mar del Plata y Mendoza son dos de las ciudades en que el fenómeno se refleja con más fuerza.


“Montá una bici y cambiá el mundo” es el lema de Bikestorming.org, una iniciativa que define la bicicleta como “vehículo de cambio” y que propone un objetivo ambicioso: que para el año 2030, la mitad más uno de los traslados en el planeta se haga pedaleando. Parece improbable, pero ciertamente es posible: actualmente se calcula que hay 800 millones de bicicletas en un planeta con 7 mil millones de habitantes, es decir que una de cada nueve personas tiene una. “Nuestra meta es convertir a la bicicleta en el principal transporte urbano del planeta”, explican ellos, que actualmente ensayan aplicaciones para teléfonos inteligentes y computadoras que permitirá identificar los beneficios y posibilidad de usar la bici en cada ciudad y cada barrio.


Lo que está claro es que la tendencia seguirá creciendo por lo que los defensores del ciclismo, fabricantes y paseantes urbanos esperan que, progresivamente, en los próximos años, haya nuevas camadas de usuarios de la bici, que elijan este medio como transporte principal o secundario.
El grupo argentino Lavidaenbici.com está elaborando un “mapa colaborativo para transformar la movilidad en Buenos Aires”, con información vital para el ciclista: dónde hay ciclovía, qué calle es recomendada para circular, cuál conviene evitar o dónde están los 25 puestos del Sistema de Transporte Público de Bicicletas (STPB), que prestan en forma gratuita más de 900 bicis por día a 3.800 personas, por un plazo máximo de 60 minutos.


“La vuelta de la bicicleta no es un fenómeno aislado ni responde exclusivamente a que las calles y avenidas hayan llegado a un punto de saturación. Se inscribe dentro de una serie de transformaciones originadas por tomas de conciencia”, detalla Kreimer. “Los municipios son conscientes de que la curva de ingreso de vehículos automotores aumenta a la par que se fabrican más unidades nuevas, con los beneficios y trastornos de todo tipo que esto acarrea. La suya es una reacción más que una creación. La de los usuarios: un uso de las libertades aún posibles, algo que no funciona por decreto sino por animarse. Cuando te das cuenta de que es una desmesura usar el auto para trasladarte en un radio que podés hacer en bici, que la cantidad de espacio que ocupás y de energía que consumís sólo para llevar tu cuerpo de un lugar a otro puede reducirse casi a cero y que encima no quemás el aire, la bicicleta aparece como la mejor opción", argumenta el escritor.
Como define el autor del blog www.lavidaenbici.com, se trata de "una forma de transporte urgente, necesaria y disfrutable, que mejora la calidad de vida, promueve la igualdad social y es una herramienta para mitigar el cambio climático". Actualmente, el 2% de los porteños utiliza bicicletas a diario, pero se espera que en los próximos años cada vez más personas vayan sumándose a esta tendencia saludable.

 

Los 10 mandamientos de los ciclistas urbanos
Por Josh Zisson


• Mandamiento N° 1. Tratá a cada taxi como si sus puertas ya estuvieran abiertas.
• Mandamiento N° 2. Si es de noche y no tenés luces, no te molestes en montar tu bicicleta.
• Mandamiento N° 3. Intentá anticipar los movimientos de los vehículos.
• Mandamiento 4. Prestá atención a los signos en las intersecciones.
• Mandamiento 5. Identificá la “zona de puertas” y evitala a como dé lugar.
• Mandamiento 6. Practicá el control de tu bicicleta. En especial, intentá que el arranque sea firme y controlado.
• Mandamiento 7. Si un vehículo pesa más de 5 toneladas (camiones, autobuses, etc.), es probable que no te pueda ver.
• Mandamiento 8. Tapá los extremos del manillar.
• Mandamiento 9. Detenete en todas las luces rojas, carteles de Pare y cruces peatonales.
• Mandamiento 10. Si sufrís un siniestro o accidente, obtené la información del conductor.