Cinco retos de la medicina del futuro

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Hay quienes aseguran que en la próxima década vamos a ver más avances médicos que en todo el siglo XX, pero ¿caminamos así y todo hacia un futuro más saludable?

Desde que Luis Pasteur desarrolló en el siglo XIX la teoría general de las enfermedades infecciosas hasta que en 2001 fue publicada una secuencia completa al 90 por ciento de los tres mil millones de pares de bases en el genoma humano, la medicina no ha cesado de avanzar de una forma extraordinaria. Y aunque la desigualdad económica sigue resultando a todas luces escandalosa, la mayoría de las personas puede decir hoy que vive una vida más larga y con mejor salud que sus ancestros. “En la próxima década vamos a ver más avances médicos que en todo el siglo XX”, asegura el vicepresidente de innovación de Singularity University, Vivek Wadhwa. La pregunta es ¿nos encaminamos hacia un futuro más saludable? La forma en que las sociedades se dediquen a pensar, abordar y resolver estos cinco desafíos puede, por lo pronto, brindarnos más de una respuesta.

 

UNO. El envejecimiento de la población

La pauta de envejecimiento de la población es mucho más rápida que en el pasado: de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 2015 y 2050 el porcentaje de los habitantes del planeta mayores de 60 años casi se duplicará (pasando del 12% al 22%), mientras que para 2020 el número de personas de 60 años o más será superior al de niños menores de cinco años. En todo el mundo se vive más tiempo, y aunque es claro que el aumento de la esperanza de vida ofrece oportunidades, según la OMS no es posible asegurar por ahora que las personas mayores gocen en sus últimos años de mejor salud que sus padres. “Si bien las tasas de discapacidad grave se han reducido en los países de ingresos altos en los últimos 30 años, no se ha registrado cambio alguno en la discapacidad ligera o moderada en el mismo periodo”, estiman desde la entidad, donde también señalan que entre las afecciones comunes de la vejez cabe citar la pérdida de audición, cataratas y errores de refracción, dolores de espalda y cuello y osteoartritis, neumopatías obstructivas crónicas, diabetes, depresión y demencia. “Es más -aseguran- que, a medida que se envejece aumenta la probabilidad de experimentar varias afecciones al mismo tiempo”, incluyendo estados de salud complejos que no se enmarcan en categorías de morbilidad específica como fragilidad, incontinencia urinaria, caídas, estados delirantes y úlceras por presión.

Hablamos de todo un reto para los sistemas de salud, su personal y su presupuesto, un ámbito en el que aún persisten en gran medida estereotipos obsoletos y discriminatorios contra la tercera edad. ¿Qué hacer, entonces? Comenzar a desarrollar la geriatría como disciplina médica para empezar, comprometiendo a los efectores con un envejecimiento saludable y para que sean capaces de conectar con las necesidades y sentires de las personas mayores. “Se necesitan investigaciones más centradas, nuevos mecanismos de medición y métodos analíticos para una amplia selección de cuestiones relacionadas con el envejecimiento” señala la OMS, que hace tiempo trabaja en la problemática e incluso ha publicado en 2015 un grueso estudio sobre envejecimiento y salud de los adultos en el mundo , 282 páginas tras las cuales concluye que entre otras cosas “hará falta un cambio fundamental de nuestra concepción del envejecimiento”.

 

DOS. La cronificación de enfermedades

Las enfermedades crónicas son todas aquellas dolencias que tienen una larga duración y por lo general una progresión lenta, como pueden ser ciertas afecciones cardíacas, las patologías respiratorias y la diabetes. En un informe publicado en 2011 la OMS describió que las enfermedades crónicas son las principales causas de mortalidad en el mundo, superando por primera vez a las infecciosas. ¿Las causas del fenómeno? El aumento de la longevidad en gran medida, pero también el sedentarismo y la exposición a factores de riesgo como el consumo de tabaco o alcohol.

El hecho de requerir atención constante a lo largo de años o décadas reclama un tipo de respuesta que en muchos casos resulta compleja y necesita de la participación coordinada de diferentes especialistas. “Por eso mutó el oficio de ser médico -señala el ex ministro de Salud Ginés González García-, que hoy no pasa tanto por ‘curar’ como por ‘cuidar’, y no solo cuidar durante un tiempo, sino durante 20 o 30 años. Eso implica un cambio brutal”.

 

TRES. La resistencia a los antibióticos

Se trata de una de las mayores amenazas para la salud mundial, un problema que puede afectar a cualquier persona de cualquier país y cualquier situación socioeconómica. Hablamos de la resistencia a los antibióticos, que no es ni más ni menos que el hecho de que las bacterias -y no los seres humanos ni los animales- se vuelven cada vez más resistentes a estos medicamentos. “Estas bacterias farmacorresistentes pueden causar infecciones en el ser humano y en los animales y esas infecciones son más difíciles de tratar que las no resistentes”, explican desde la OMS, donde agregan que “un creciente número de infecciones, como la neumonía, la tuberculosis, la septicemia, la gonorrea o las enfermedades de transmisión alimentaria, son cada vez más difíciles —y a veces imposibles— de tratar, a medida que los antibióticos van perdiendo eficacia”. Los expertos aclaran que se trata de un fenómeno natural, aunque el uso indebido de estos fármacos en el ser humano y los animales sin dudas está acelerando el proceso.

Hace tiempo que el organismo es claro al informar que, si no se toman medidas urgentes, el mundo está abocado a una era post-antibióticos en la que muchas infecciones comunes y lesiones menores volverán a ser potencialmente mortales

 

CUATRO. La aplicación de la tecnología a la salud

A Daniel Kraft, director de Medicina y Neurociencia en Singularity University, le encanta decir que “en vez de medicamentos, tu médico pronto te va a recetar aplicaciones”. Y puede que tenga razón, dado que los avances más espectaculares en medicina no tienen tanto que ver con fármacos extravagantes u operaciones milagrosas, sino con algo que hoy en día es tanto más cotidiano: la información. Según Kraft los smartphones nos permitirán llevar al médico en el bolsillo al permitirnos recabar y analizar en tiempo real la información sobre nuestro estado y enviarla luego al centro de salud para su correspondiente análisis. “Y a medida que empecemos a integrar estos datos vamos a saber mejor qué hacer con ellos, cómo extraer mayor información y tomar decisiones acerca de nuestras patologías, la salud y el bienestar”, marca el experto, que augura que en el futuro vamos a tener dispositivos portátiles en la ropa monitoreándonos todo el tiempo, para que al igual que en los autos se pueda encender una luz roja para decirnos “revisá tu cuerpo”.

“Entraremos en la era de la medicina verdaderamente personalizada, la medicina correcta para la persona correcta en el momento indicado en vez de hacer lo de hoy, que es la misma medicina para todos”, advierte Kraft.

 

CINCO. Combate a la desigualdad

En su último informe sobre la salud en las Américas, la OMS advierte que a pesar de los logros alcanzados la región de América Latina y el Caribe continúa siendo la más inequitativa del mundo: un 29% de la población se encuentra por debajo del umbral de la pobreza y el 40% más pobre de la población recibe menos del 15% del total de los ingresos. Y desde luego que esas inequidades se reflejan en la salud. “Por ejemplo, la Región de las Américas no alcanzó la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir la mortalidad materna para el 2015 y, a pesar de que ha habido grandes reducciones de la mortalidad en los menores de 1 año, existen diferencias muy marcadas entre un país y otro”, enfatiza el informe y concluye que “sin intervenciones específicas dirigidas a transformar los sistemas de salud, el crecimiento económico no basta en sí mismo para reducir las inequidades”.

 

Fotos: istock