Durmiendo con el enemigo

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Eva Giberti habló con Revista Cabal sobre el agravamiento de la violencia familiar y sexual y acerca de las herramientas con que cuenta el Estado para hacerles frente. Giberti coordina un programa integral que no tiene precedentes. Se calcula que cerca del 40 por ciento de las afectadas no denuncia su situación.

La violencia familiar es una problemática histórica y cultural que trasciende barreras sociales y económicas. El 80 % de las victimas son mujeres, el resto casi todos niños, y se calcula que alrededor del 40 % de las víctimas mantiene oculta su situación, por temor o porque confían en el “arrepentimiento” del golpeador. Eva Giberti es la Coordinadora del programa que –a través del 137, en forma gratuita y en el lugar de los hechos, las 24 horas los 365 días del año- recibe los pedidos de ayuda y aporta a las víctimas herramientas concretas y recursos para defenderse.
“No hacemos asistencia a la víctimas, como otros programas, sino que entrenamos a  las victimas para que le exijan al Estado sanción para los responsables de la violencia familiar”, define Giberti a Revista Cabal. “No promovemos víctimas pasivas.”


Licenciada en Psicología, Asistente social, Doctora Honoris causa en psicología (Universidad de Rosario y Universidad Nacional de Entre Ríos), es autora de numerosos libros basados en temas de su especialidad. Además, ha dedicado su vida profesional al estudio, la praxis y la difusión de temas relativos a la mujer y los estudios de género, que incluyen conflictos como la violencia familiar. Desde hace 6 años, coordina este programa del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de La Nación, llamado Víctimas contra las violencias, que tiene como finalidad principal poner en conocimiento de la víctimas cuáles son sus derechos para exigirle al Estado el respeto de los mismos y la sanción de las personas violentas que la hayan agredido. De este modo, se busca que la víctima supere su pasividad y reclame por sus derechos.
Frente al llamado de ayuda, hay equipos que acuden frente al pedido de ayuda o urgencia, al hogar o al hospital. Se hacen cargo de la víctima, si quiere judicializar la medida o simplemente la acompañan y asesoran cuando no quiere llegar a esa instancia legal, que sin embargo, es tan importante para sentar el precedente del episodio de violencia.
La violencia puede ser física o psicológica, cuando las mujeres son permanentemente agraviadas o insultadas. Y también hay violencia económica, cuando los padres no se hacen cargo de la manutención de los hijos o asisten a la madre a cargo.
Cuando alguna mujer llama, violentada y asustada, un equipo formado por un trabajador social, un psicólogo y dos policías, van a su hogar –o el sitio en el que esté siendo violentada- y le dan asistencia a ella y a los hijos. Por lo general el golpeador se ha escapado, pero hay ocasiones en que los equipos de profesionales lo encuentran en el lugar, en esos casos proceden a detenerlo.
Un dato interesante a considerar es que los llamados no provienen, como podría pensarse, únicamente de barrios carenciados o humildes. Al 137 llaman también mujeres de clase media y media, media alta y alta. Hubo pedidos de  consorcios de Recoleta o de Palermo, son muchas veces los vecinos quienes escuchan golpes o gritos y llaman.

-El programa tiene 240 personas, seis equipos trabajando en terreno
de prensa, de Estadística, de Informática, de Relaciones institucionales, y un call center funcionando permanentemente-
describe Giberti-. Se está haciendo con las víctimas de la violencia familiar y la violencia sexual un trabajo jamás hecho hasta acá.
 

-¿Cómo surgió la idea que dio origen a esta iniciativa?
-El programa responde a una idea de Néstor Kirchner y fue puesto en marcha por Aníbal Fernández. Me distinguieron como coordinadora del mismo y, teniendo en cuenta las necesidades  de las victimas de violencia familiar y sexual, se creó la Brigada que responde en el número 137.
 

-¿Cuál es el modus operandi de la brigada, a partir de que se recibe un llamado?
-Vamos a los domicilios a buscar a quien nos llamó solicitando auxilio. Nos acompaña una policía porque a veces el golpeador retorna al domicilio y los/las profesionales psicólogas y asistentes sociales deben hacerle frente. Acompañamos a la mujer para que haga la denuncia o bien la conducimos al hospital si ha sido muy lastimada, después nos mantenemos en contacto con ella aunque se niegue a denunciar. Y hacemos un seguimiento de su situación durante los 15 días posteriores al hecho. No somos ni un escritorio ni una oficina: nos movilizamos, estamos allí, eso nos caracteriza y nos diferencia de otros programas.
 

-¿Qué porcentaje de mujeres concreta las denuncias?
- Calculamos que las mujeres que no hacen denuncias alcanzan 40% del total. Por eso las estadísticas que hablan de denuncias, solo mencionan una parte mínima de la violencia existente.
 

-¿El personal policial recibe algún tipo de formación específica, en este sentido?
-Sí, para trabajar con policías fue necesario entrenarlos. Durante el año 2007 y 2008 dictábamos cursos en las comisarías y en el Departamento Central de la Policía Federal, pero en el año 2009 inauguramos la asignatura Introducción a la Violencia de Género en las tres carreras de la Policía Federal:  suboficiales, cadetes y oficiales reciben cuatro meses de instrucción en la materia, que deben aprobar rindiendo dos exámenes. También creamos la brigada de Violencia Sexual: cuando una persona es violada, conviene que recurra a una comisaría. Desde allí tienen la obligación de llamarnos inmediatamente para que un equipo de mujeres profesionales acompañe a la víctima, que solamente puede declarar en presencia de ellas. Se la conduce además al hospital para que se le suministren los remedios contra el VIH y la "pastilla del día después", para evitar embarazos. Posteriormente, se la acompaña para que identifique al  violador en las computadoras de la policía y se la acompaña finalmente durante su declaración en el juzgado.
 

-¿Qué más puede relatar, acerca del trabajo que llevan adelante?
-Que el Programa también cuenta con un equipo destinado a esclarecer a la población acerca de la infiltración de la explotación sexual de niños y niñas en el turismo, tema que la población omite y no advierte. Existen turistas que buscan niños y niñas para introducirlos en un hotel y abusar de ellos. Para lo cual cuentan con la complacencia de los conserjes de algunos hoteles, y de algunos taxistas.
 

-¿Han podido extender el programa a otras ciudades?
-Se ha instalado la línea 137 en el Chaco, en Resistencia, y se calcula que este año estará funcionando en Misiones y en otras provincias.
 

-¿Cuáles son los objetivos pendientes?
-Instalar el Programa en todo el país, que es lo que están pidiendo desde distintas provincias (La Pampa, Santiago del Estero, Intendencias de Bs.As., Tierra del Fuego, entre otras).
 

-¿Se percibe un agravamiento de la situación de violencia doméstica en los últimos meses, que tiene para decir al respecto?
-Como nosotros somos los únicos que tenemos estadísticas, desde el 2006 en Ciudad de Buenos Aires podemos medir un aumento cuantitativo (además se incremento por el conocimiento del numero 137,  al cual llaman las víctimas). El agravamiento mayor, de todos modos, es el cualitativo, porque la crueldad de los ataques es notablemente más intensa.
 

-¿A qué atribuye la mayor crueldad de los ataques?
-Para saber a que atribuirlo hay que pensar en términos de estructura social y, en paralelo, conflictiva personal entre mujeres y hombres. Además de fenómenos de globalización, y aumento de  independencia de las mujeres. Esta respuesta debería estar a cargo de un equipo de  profesionales.
 

-¿Hay casos de mujeres que llaman más de una vez, o reiteradas veces?
-Sí, a veces, un llamado no alcanza, porque el golpeador reincide. Desde comienzos del año 2010 hemos observado que la misma víctima llama por segunda o tercera vez. En los primeros años de trabajo, parecía suficiente con una única intervención, lamentablemente, esto se ha incrementado en una proporción que relaciono con el aumento de crueldad en los ataques. Muchas veces, y a pesar de haber sido excluidos de los hogares, los hombres vuelven a la casa porque las mujeres vuelven a recibirlos, por temor, por pena o porque confían en que el episodio no se volverá a repetir. Muchas mujeres están dispuestas a soportar cualquier cosa. Pero necesitan ayuda, y el Estado no las puede abandonar también.

La línea 137 acompaña e instruye a las víctimas de violencia familiar y sexual las 24 horas, los 365 días del año en la Ciudad de Buenos Aires.

ESTADISTICAS: JULIO 2012

Brigada Móvil de Atención a Víctimas de Violencia Familiar

Durante el mes de Julio de 2012, el Equipo Móvil de Atención a Víctimas de Violencia Familiar recibió un total de 1.182 llamadas, ingresadas a través de la Línea 137, de las cuales se desprenden los siguientes datos:
• 43% de llamadas realizadas por la víctima.
• 35% de llamadas realizadas por distintas Instituciones.
• 13% de llamadas realizadas por un familiar.
• 6% de llamadas realizadas por un vecino.

En cuanto al género de las personas que llaman a la Línea 137:
• 70% son mujeres.

Respecto de la distribución semanal de los llamados, se puede observar que la mayor cantidad se concentra, en primer lugar, el día martes; y en segundo lugar, el día lunes.
En cuanto a la distribución horaria de los llamados, la mayoría ingresan en las franjas horarias que abarcan entre las 12:00 a las 17:00 horas, y las 18:00 a las 23:00 horas.

Las intervenciones domiciliarias correspondientes al mes de Julio de 2012 son 231, de las cuales:
• 128 son casos atendidos de 1ª vez.
• 103 intervenciones de veces subsiguientes.