El boom vegano

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El veganismo está en franco ascenso en todo el mundo, en tanto una nueva sensibilidad de las personas hacia los animales empuja a muchas empresas a reorientar su producción.

Cada vez hay más veganos. Y si bien es cierto que no existen cifras concretas, sí es posible observar tendencias como la proliferación tanto de restaurantes y emprendimientos veganos como de productos que se adaptan a estos nuevos consumidores, a la par que los festivales dedicados a este tipo de cocina estallan de público y los grupos de veganos en Facebook ganan miles y miles de seguidores.

Pero el veganismo no es una moda y ni siquiera una dieta, sino que más bien se trata de una filosofía de vida que se basa en no consumir absolutamente nada de origen animal, así hablemos de alimentos, indumentaria, accesorios, cosméticos y hasta productos de limpieza.

“En todas partes hay gente que toma decisiones más conectadas con sus valores. Simplifican sus vidas, compran menos y viven más, porque saben que la tierra provee suficiente para las necesidades de todos, pero no para la codicia de todos”, arranca el pequeño documental de 12 minutos titulado A Life Connected. El film señala que la posibilidad de convertirse en vegano es una de las decisiones de mayor alcance personal, práctico y ético, con la que se contribuye tanto a alimentarnos mejor todos como a terminar con la deforestación y detener a la industria más contaminante del planeta y la que más agua utiliza. “Si la mayoría del mundo considera incorrecto herir y matar a millones de animales indefensos, ¿cómo es posible que la mayoría del mundo siga hiriendo y matando millones de indefensos animales para comérselos? ¿por qué esta desconexión?”, se preguntan sus realizadores para concluir que tomar elecciones veganas implica dejar de pagarle a alguien para que lastime animales en su nombre.

El término “vegano” fue creado en 1944 por Donald Watson, miembro de la sociedad vegetariana británica, primera organización de veganos de occidente. “Watson creó el término para diferenciar a los vegetarianos estrictos de los ovolácteos. Pero vegetarianos estrictos hubo siempre, 400 años antes de Cristo Hipócrates hablaba sobre el comer carne, como también se refirieron al tema Plutarco y Pitágoras”, explica Manuel Martí, fundador y presidente de la Unión Vegetariana Argentina y representante para América Latina y el Caribe de la Unión Vegetariana Internacional.

¿A qué se debe ahora la explosión del veganismo? De acuerdo a Martí se nota una toma de conciencia, en parte gracias a la posibilidad de acceder masivamente a una información que antes estaba vedada. “El advenimiento de internet ha sido fundamental -dice-, y acá entra a jugar la frase de Paul McCartney: ‘Si los mataderos tuvieran paredes de cristal, todos seríamos vegetarianos’. Hay un cambio. Al vegetarianismo la gente se acercaba más que nada por un tema de salud, pero a fin de siglo pasado empieza a cobrar visibilidad el tema de los derechos de los animales. Y creo que dentro de un tiempo se va a ampliar más todavía por una cuestión ambiental”.

Es que la industria ganadera contamina más que todos los automóviles y aviones del planeta juntos. Para producir un kilo de carne hacen falta 15.500 litros de agua, a lo que debe agregársele el impacto de los cultivos de soja (que principalmente se planta con el fin de alimentar a animales criados para consumo humano) y los efectos del gas metano que las crecientes poblaciones de reses liberan a la atmósfera. No por nada el informe “La larga sombra del ganado” que la FAO publicó en 2006 estimó que la actividad pecuaria es responsable del 18% de las emisiones de gases que producen el efecto invernadero, un porcentaje mayor que el del transporte.

Martí asegura que ser vegano es más barato que ser carnívoro, aunque advierte que hay que salir de si se gasta más yendo a la carnicería o a la verdulería y agregar a la ecuación los costos de enfermedades futuras, e incluso el daño ambiental. “¿Por qué Pizza Hut está testeando un queso vegano? ¿Por qué Leonardo DiCaprio y Bill Gates invirtieron una fortuna en una startup de comida vegana? ¿Por qué McDonald’s está testeando en Finlandia la Mc Vegan? Si McDonald’s dejara de deforestar el Amazonas para alimentar vacas y se pusiera a cultivar lentejas tendría un rinde mucho mayor por hectárea, porque en una hectárea sacás miles de kilos de lentejas o 200 kilos de carne. El tema pasa por la demanda. Cuando haya más demanda el veganismo va a prosperar. Cuando la gente no compre más animales muertos, entonces los van a dejar de producir”. 

Un caso paradigmático es el de la empresa estadounidense Elmhurst, que tras 90 años participando en el negocio de la leche pasteurizada decidió dar un giro total a su producción y empezó a producir exclusivamente leches de origen vegetal. La razón es que los costos se disparaban en tanto la cantidad de clientes languidecía, muchos de ellos consumidores con acceso a información acerca del sufrimiento físico y emocional al que se somete a las vacas y sus crías en las granjas lecheras.

Martí dice que la decisión de ser vegano es la más hermosa que tomó en su vida. “Muchos tomamos conciencia de algo que antes ni notamos, el solo hecho de saber que no somos cómplices de una gran matanza diaria de animales ayuda a sentirse mejor. Incluso pasa que la sola presencia de un vegano incomoda y de ahí que mucha gente que se siente cuestionada agrede o se burla. Eso es la ‘vegefobia’ y por más raro que suene está también vinculada con el machismo. Todos hemos escuchado aquello de que si sos macho tenés que comer carne o si sos vegetariano entonces sos homosexual”.

La política sexual de la carne se llama el libro en el que la escritora Carol Adams analiza el consumo de carne y la masculinidad y la relación entre el feminismo y el vegetarianismo. En ese texto, que si bien fue publicado en los 90 fue hace poco traducido al español, Adams hace referencia al concepto de “referente ausente” a través del cual explica cómo ante la sociedad los animales desaparecen como individuos y seres con personalidad propia para convertirse en objetos que podemos emplear a nuestro antojo. “Desaparecen de tres formas diferentes -dijo ella misma en un reportaje- lo hacen literalmente, porque los matan, desaparecen conceptualmente, porque las personas no se dan cuenta de que están comiéndose un animal, y también su propio nombre desaparece, porque la gente se come una hamburguesa, no una vaca muerta”. De acuerdo a la experta una vez que el animal se ha esfumado a tantos niveles se vuelve un referente ausente. Y concluye: “es entonces cuando se vuelve difícil que los consumidores sean capaces de ver al animal muerto que hay detrás de su comida”. 

 

Fotos: istock