“El dibujo es una forma de relato”

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En el año en que los premios Konex fueron dedicados a los mayores referentes de las artes visuales del país,  Luis Scafati fue reconocido por su trabajo en el último decenio en la categoría Ilustración, junto a colegas de la talla de Bianki, Enrique Breccia, Carlos Nine, Miguel Repiso (Rep) y Andrés Cascioli (post Mortem).  Revista Cabal lo entrevistó para conocer algunas de las claves y razones que guían su trabajo y su pensamiento.

-¿Cómo llegó a convertirse en dibujante, a qué lo atribuye?
Dibujo desde que nací o antes. No recuerdo una época de mi vida en que no haya dibujado.
La primera y fundamental influencia fueron las revistas de historietas. En mi casa compraban el Patoruzito, una revista semanal que traía historietas excelentes como el Rip Kirby de Alex Raymond, El Huinca de Rapella, Cisco kid de José Luis Salinas, Vito Nervio de Breccia, además historietas de Ferro, Bataglia y tantos otros dibujantes que admiré. Por supuesto, esa fue mi primera influencia, después apareció un curso de dibujo que hice por correspondencia (era común en aquellos días) en la Escuela Panamericana de Arte, con los doce famosos artistas. En mi juventud entré en la facultad de artes de la UNCuyo y ahí terminé de confundirme.

¿Quiénes son los dibujantes/ilustradores que lo han marcado en su juventud e infancia?
Primero, fueron los dibujantes que ilustraban en diarios o revistas, Quino, Pratt, Kalondi, Steimberg, Roberto Páez, otra influencia grande fueron los grabados de Sergio Sergi y los dibujos de Carlos Alonso. Más adelante me gustó mucho Picasso, Geroge Grosz, Egon Schiele...tendría una lista tan larga como la guía telefónica.

¿Qué es lo que más valora entre lo que le aportó su paso por el periodismo gráfico, en revistas como Hortensia, Humor, El péndulo, entre otras.?
Aprendí, en mi paso por los medios gráficos, a decir cosas con un dibujo sin palabras, a sintetizar, a que lo que decía fuera comprendido por muchos. También aprendí a trabajar con el tiempo, con el exiguo tiempo que nos permite el periodismo para encontrar una idea y darle un carácter gráfico. Cuando uno ve el trabajo publicado, es más frío al analizarlo, más objetivo, es casi como si lo hubiera hecho otra persona. Eso te enseña mucho.

¿En qué sentido cree que influye en su mirada el hecho de haber nacido fuera de Buenos Aires?
No sé, pero seguramente algo sucede. Todos somos parte de un paisaje. Para mi Buenos Aires era una ciudad desmesurada, comparándola con la ciudad de donde había salido donde era todo mas tranqui, menos caótico... Tal vez mi libro Mambo Urbano sea la mirada de un provinciano.

Usted ilustró La ciudad ausente de Piglia, La metamorfosis de Kafka, el Martín Fierro, Drácula, entre otras obras literarias, ¿qué aprendió de esas experiencias y qué fue lo que más disfrutó de esos trabajos?Cada una de ellas fue una particular experiencia. Con La metamorfosis la idea de ilustrar esa historia de Kafka sin tener ningún encargo, sin urgencias. Hice casi dos versiones. Pude experimentar con muchas cosas que había encontrado en mi trabajo periodístico y no había desarrollado. Estuve algunos años haciendo esos dibujos, otra historia fue editarlos. El Martín Fierro me dió la oportunidad de experimentar con color. El color puesto gráficamente. Mi trabajo más conocido es con tinta, pluma en blanco y negro pero venía trabajando el color sin publicar nada. El Drácula fue tal vez mi primer libro-álbum, es una versión del original de Bram Stoker, pero en este caso el texto es mío. Escribo desde muy joven, y esta fue una buena oportunidad de combinar eso: texto e imagen. Cada trabajo que encaro es un problema distinto, cada uno tiene su cuota de disfrute y de amargura.

¿Por qué sostiene que el dibujo “es una forma de contar historias” y en ese sentido es otra forma de “hacer literatura? ¿Puede ampliar esta idea?
Es que cuando dibujo una persona que camina en una calle, eso ya es un relato. Sin proponérmelo estoy contando algo, la persona camina rápido o se apoya en un bastón, la calle está vacía o alguien acecha en una esquina...son historias. Hay en el dibujo mucho de literatura.  El dibujante cuenta. Probablemente no es casual la cantidad de escritores que dibujan y de dibujantes que escriben. Son disciplinas vecinas.

¿Tiene alguna rutina o hábito específico de trabajo?
Mi rutina es trabajar desde temprano, mi mejor hora es la mañana.  Llevo varios trabajos a la vez, que los dejo madurar cada uno con su tiempo.  Hago muchas pruebas, me documento bastante. Leo, voy al cine, escucho música, camino...todo eso es parte de mi laburo.

¿La técnica es fruto de la experiencia?
En parte sí, o sea, hay un período en que uno aprende una técnica y lentamente la incorpora, después eso es ya parte del trabajo. Aprendí a lo largo de los años muchas cosas al respecto, cada material tiene su expresión particular, un lápiz no es igual que una pluma o un pincel.

¿Qué papel juega la inspiración en ese proceso creativo y cómo la definiría?
Hay una frase que no recuerdo quien dijo pero a la que adhiero rotundamente "La inspiración, cuando llega, tiene que encontrarte trabajando".