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Pese a que sufrieron a la par de sus esposas, y que acompañaron la búsqueda de sus hijos, los Padres de Plaza de Mayo lo hicieron en silencio y no se agruparon en una organización propia. Con el paso de los años, quedaron desdibujados en el imaginario colectivo, mientras Madres, Abuelas e Hijos de desaparecidos ocupaban lugares de mayor exposición. Una de las razones fue que debían salir a trabajar, muchos de ellos eran el único sostén de la casa. Pero también jugaron otras cuestiones, menos evidentes.

Acompañaron a las Madres, Abuelas e Hijos en el dolor de la búsqueda y el reclamo de justicia por sus familiares desaparecidos, desde un papel menos protagónico y más silencioso, pero no por eso, menos importante. Si, de algún modo, los padres quedaron desdibujados en el imaginario colectivo, las razones obedecieron a que por diversos motivos optaron por dejar a sus esposas en el lugar de mayor exposición pública: uno de los motivos, argumentan ellos, es que la bronca y el dolor los llevaban muchas veces a quedar expuestos ante las fuerzas de la dictadura. Las madres fueron las primeras en pedirles que las dejaran a ellas en primera fila, para dar pelea en la búsqueda de sus hijos, primero, y después en el reclamo de justicia y memoria.

Otra de las razones que influyó en el hecho de que no tuvieran un papel tan expuesto fue que -pese a lo difícil que debe ser buscar a un hijo "desaparecido"- había que sostener a la familia. Y en esa época muchos padres eran el único sostén del hogar. Solían hacer también los trámites de tipo administrativo: el recorrido por comisarías, cárceles, juzgados, hospitales y dependencias públicas, una vez que iniciaban la búsqueda desesperada de sus hijos, que habían sido "chupados" y cuyo paradero desconocían. Peregrinaban por juzgados, cárceles, ministerios, pidiendo respuestas, que les eran negadas.

En este marco, las madres se convirtieron en íconos de una lucha incansable. Los padres compartian el mismo dolor, pero  no se nuclearon en una organizacion propia, como harian las madres, las abuelas y los hijos de desaparecidos. Acompañaban a las madres, e integraban una agrupacion de familiares, pero no conformaron un grupo de padres, al margen de esa militancia compartida.

"En una oportunidad decidimos conformar un grupo similar al de las madres y nos reunimos en un café de la Plaza de Mayo",  contaría años más tarde Julio Morresi, padre de Norberto Julio Morresi, militante de la UES que desapareció con apenas 17, en 1976. "Pero el encuentro fue un fracaso: ni bien nos reunimos empezamos a discutir de política y de fútbol. Entonces, otra persona y yo quienes habíamos tenido la idea coincidimos en que habíamos empezado mal, porque sin habernos constituido en nada ya estábamos peleando. Finalmente, decidimos más bien mantenernos cerca de las madres, pero sin constituirnos como una entidad aparte". Trece años despues de haber sido secuestrado, los restos de Norberto Julio  fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.

En el año 2006, un grupo de jóvenes realizadores -Juan Vitale, Joaquín Daglio y Milena Vidal-, nacidos durante la dictadura, decidieron realizar un documental sobre el tema. En "Padres de la Plaza", que se estrenó en el 2010, entrecruzaron los testimonios de los padres que se prestaron a compartir sus historias.

“Estaban los testimonios de madres, abuelas e hijos, pero faltaba uno, el de los padres. Comenzamos preguntándonos entre nosotros por qué y después salimos a preguntárselo a ellos mismos", contó Daglio, el director.

El documental reconstruyó diez historias de padres de desaparecidos, y buscó rescatar la vida de estos luchadores que sin tanto protagonismo y sin una asociación fundada, acompañaron codo a codo y apoyaron a sus esposas y familias, en la desesperada búsqueda, para colaborar con la memoria colectiva. En el marco de este proyecto, los padres contaron cómo habían desparecido sus hijos y narran las dificultades que supone hacer un duelo sin los restos de sus seres queridos.

La explicación que Daglio encuentra al hecho de que los padres secundaran a las madres, es que "pertenecen a una generación en que la mayoría trabajaba, mientras las mujeres eran amas de casa. La falta de tiempo para asistir a marchas y manifestaciones fue un factor importante, y la falta de consenso entre ellos fue la otra. Podría decirse que mientras el de las madres fue un grito amplificado, el de los padres fue un grito interno, que se guardaron para ellos”.

Además, como la policía era mucho más violenta con los hombres que con las mujeres, tanto las madres como los padres evaluaron que era conveniente mantenerse alertas pero un poco más alejados. También cuidaban, en su momento, que no se supiera en sus respectivos trabajos que tenían un familiar desaparecido: muchos de ellos entendían que la discreción en la difusión de este dato era importante para preservar sus fuentes de trabajo.

Las entrevistas a los padres  -que desde su lugar, también aportaron su eslabón fundamental en la reconstrucción de la memoria y en el pedido de Justicia- sirvieron tambien para una serie de documentales televisivos que emitió, posteriormente al estreno de la película, el canal Encuentro.

“Los padres quisiéramos dejar un legado: la multiplicación de espacios para la memoria y el impulso de las políticas de Derechos Humanos. Es la lucha que llevamos adelante hace más de 35 años y nunca abandonaremos. Hoy somos todos partes de una misma familia sufriente", definió Julio Morresi.

 

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Trailer Los Padres de la Plaza:

www.youtube.com/watch?v=10EDk2mrE0g&feature=player_embedded

Los padres en el programa Con sentido público (TV Pública)
www.youtube.com/watch?v=tHTgVTXwKRU&feature=player_embedded

 

Etiquetas: dignidad, padres de la plaza, madres de la plaza, solidaridad, dolor, lucha, memoria, derechos humanos, justicia,