Escribir desde los márgenes

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¿Quién es Washington Cucurto?

Santiago Vega es un pibe de barrio, nacido en Quilmes en 1973,  que empezó a leer de joven y se entusiasmó.  Ni su familia, casi analfabeta, ni el hecho de no haber cursado el secundario lo desalentaron: Roberto Arlt,  Jorge Luis Borges, Reinaldo Arenas, Juan Rulfo, Manuel Puig le abrieron un mundo, lo formaron, y entonces, un día, se animó a escribir. Los parodió, los imitó, los rearmó, hizo lo suyo  con su particular mirada y su lenguaje de “los bordes” más marginales.
Mientras trabajaba como repositor en un supermercado retrató, a  través de poemas y novelas, un submundo de las clases populares y de la inmigración desde “adentro”, algo poco frecuente en la literatura más “ilustrada”.  Se transformó así  -dice el saber popular, a partir de una broma de varios poetas y escritores amigos basada en su frase “yo no curto”- en Washington Cucurto. Y con su primer libro de poemas Zelarayán (1998) sacudió el  mundo literario. El libro se transformó, a decir de los críticos, en un texto fundamental de la poesía de los 90.
Tanto en poesía como en narrativa, la experiencia Cucurto es una explosión de música y desfachatez donde hay palabras inventadas, insultos a políticos y reflexiones sobre los maestros. Y un camino que lo llevó desde del under al establishment editorial, con idas y vueltas intermitentes.
"Megabardera, ultratrola, imparable, por eso la quiero tanto, por eso amo a mi ticki cumbiantera", dice una de sus obras. Sus libros retratan el mundo más marginal de los inmigrantes de la ciudad y de la Provincia de Buenos Aires en un estilo casi de lunfardo popular,  que la prensa ha llamado “realismo atolondrado”. Es el mundo de Cucurto –que apenas terminó la primaria y se crió rodeado de las comunidades de inmigrantes menos valoradas socialmente - y el mundo del personaje que él se inventó para sí mismo.

“Me crié en un barrio de inmigrantes. Crecí en un barrio de muchos paraguayos. Ese fue mi ambiente en la provincia (de Buenos Aires). Y cuando vine a la ciudad, cuando crecí, empecé a frecuentar mucha gente de Perú, de Paraguay, de República Dominicana. También acá la inmigración está muy presente, no es como en otras ciudades que están como apartados”, cuenta Cucurto. Y recuerda cuando a través de una novia dominicana -“que para mi son las más lindas, muy buena gente”-, sus primas y sus hermanas, frecuentaba los boliches, las peluquerías y los restaurantes de Constitución,  meca de esa comunidad caribeña.
“Pero yo no soy típicamente cumbiantero. Me gusta relacionarme con la gente a través del baile. Cuando iba a las bailantas para mi era una emoción. Pero no soy de escuchar cumbia en mi casa. Tampoco sé si la cumbia, como el Tango, es una cultura. No lo creo, no lo sé”, duda en una entrevista subida al sitio You Tube. Y provoca en la prensa remarcando que él no es su personaje. Aunque la tapa de uno de sus libros, lleve su foto.

Proyecto social

Cucurto hace y deshace. Afirma y duda. Se parodia a sí mismo. Y en ese derrotero avanza alejado de las certezas pero generando libros y producciones sociales que no tambalean. En 2003 creó Eloísa Cartonera, una editorial que podría decirse con certeza, ecológica y social: imprime y hace libros con el material que le compra a los cartoneros, a un precio mayor al que lo suelen vender. La editorial diseña los libros, los confecciona uno a uno, manualmente y emplea a personas que suelen estar  en situación de vulnerabilidad social.  Cada libro es una obra de arte. 

Las obras son de  escritores latinoamericanos. Algunos de ellos poco conocidos, otros, como Tomás Eloy Martínez, de gran prestigio que han cedido sus derechos.  Eloísa Cartonera se reivindica como un emprendimiento no capitalista. Los precios de los libros son muy bajos y en general alcanzan para cubrir los costos y obtener un pequeño margen.
Se financian también con talleres de producción de libros que realizan contratados por distintos gobiernos como actividad cultural y con la ayuda de algunas embajadas.

 

Los libros de Cucurto

La Máquina de hacer paraguayitos (2000), La fotocopiadora y otros poemas (2002), La Cartonerita 
(2003), Veinte pungas contra un pasajero ( 2003), Cosa de negros (2003), La luna en tus manos. Rosario, "junco y capulí" (2004),  El curandero del amor. (2006), El Rey de la cumbia contra los fucking Estados Unidos de América, relato (2010), Sexibondi, novela (2011) son algunos de los títulos de Washington Cucurto.
“De tal Palo / ¡Basta de escribir novelas!” de la editorial Garrincha Club, es su última publicación que compila “espalda con espalda” nuevas poesías del  músico Iván Noble y otras de Cucurto. Dijo sobre él el escritor Fabián Casas: “Este libro tiene el encanto de los boletos capicúas, de esos sobrecitos de azúcar en los que encontramos máximas de los presocráticos o frases de la cultura popular. Este libro es un talismán. (…) Los poemas de Cucurto (en tanto novelista zas! poeta) se cruzan con los de Noble (en tanto cantautor zas! poeta), y se potencian hablando distinto de las mismas cosas: las mujeres, el matrimonio, las hormigas de Castelar, los hijos, la felicidad, dale que dale y otra vez vuelta a empezar. Que no pare nunca.”