Félix Bruzzone, escritor y piletero

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Es una de las voces más destacadas de la escena literaria local, pero aún así sigue limpiando piscinas, el oficio que empezó cuando era desconocido.

"Después de 13 años de limpiar piletas uno ya entiende que llega la hora de venderse al mercado. Dejar de ser piletero para unos pocos y pasar a ser un piletero popular. Que te hagan la película de tu vida y te llamen de todo el mundo para que el sujeto que te limpia la pileta sea el de la película. Hoy me dijeron que es muy probable que un piletero tenga injerencia en las decisiones familiares de la gente a la que le limpiás la pileta. Puede ser. Hay por lo menos dos hijas de clientas que a sus hijos les pusieron de nombre Félix. Más allá de que sea un nombre más visitado que en otras épocas, es cierto que nunca podría considerárselo un nombre ´de moda´. No lo sé. Igual me parece que el sueño de la injerencia sobre decisiones familiares es mucho menor al de la popularidad internacional. Limpiarle la pileta a Bruce Willis. A Mel Gibson. A Wanda Nara. El piletero de los famosos. Una tarde te entra un mensajito de Maradona y vas a limpiarle todas sus piletas, todas sus fuentes. Un equipo para limpiar piletas pesa menos de veinte quilos. En el avión no me cobrarían exceso de equipaje. Son herramientas que entran en el baúl de un taxi. Todo esto piensa un piletero un día de lluvia, 13 años después de su debut. Un poco cansado. Un poco esquelético y con la cuenta de luz entre los dedos. La semana pasada arreglé todas las mangueras, así que estoy preparado".
(Breve relato extraído del Facebook de Félix Bruzzone, con fecha 3 de septiembre de 2016)

No es nada extraño que en la Argentina un escritor no viva exclusivamente de lo que escribe. Aún cuando ya tenga cierto "nombre" en el mercado editorial. A excepción de los consagrados, los ingresos suelen provenir en parte de lo que publican y en parte de actividades afines a la literatura, como la docencia o el periodismo, por ejemplo. Lo que sí es infrecuente es que la profesión principal de un escritor esté englobada dentro de aquellos oficios conocidos como "manuales". Es el caso de Félix Bruzzone, argentino, 40 años, un libro de cuentos y tres novelas publicadas, piletero.

El breve relato que introduce esta nota es uno de los tantos que Bruzzone publica en el muro de su Facebook inspirados en su quehacer cotidiano. No pertenece a ninguna de sus obras, aunque la Editorial Excursiones ya tiene planes para reunirlos en un nuevo libro. Sin embargo, dan cuenta de manera muy gráfica de esta particularidad que lo define. "Un escritor puede tener acceso a la realidad de muchas maneras, no necesariamente tener que trabajar así de sol a sol. Si yo hiciera otra cosa en lugar de limpiar piletas, aparecerían otro tipo de historias, de personajes, de espacios para contar. Pero creo que es saludable dedicarle bastante tiempo a algo que no sea estar con libros, escribiendo o dando clases de lo mismo. Así que esta posibilidad está buena para mí. Pero a veces también me pregunto si no sería mejor hacer un deporte, tomarme dos o tres horas por día para jugar al tenis o correr, como momento de salir de tu rutina de trabajo. Porque la escritura se termina convirtiendo un poco en una rutina también", reflexiona Félix en charla con Revista Cabal.

Las obras
Más allá de estos breves relatos con los que entretiene hoy día a amigos y seguidores, las profesiones de piletero y escritor se entrecruzaron de manera sorprendente en su segunda novela, titulada Barrefondo y publicada en 2010. Las piletas del norte del conurbano bonaerense, allí donde Bruzzone trabaja en la vida real, se convierten en la escenografía ideal para una historia policial que incomodaría a muchos de sus clientes. Paradojas de su vida: de esas mismas suntuosas casas cuyas piscinas suele cuidar hoy lo llaman para dar cursos de escritura.

Pero no crea el lector que la obra de Bruzzone se reduce a ese submundo laboral, es solo que empezar su perfil por esa faceta es demasiado tentador. Si, en cambio, se hiciera justicia a la cronología editorial, lo que aparece en primer plano es tal vez la huella más profunda de su ser: sus padres figuran en la larga lista de personas desaparecidas por la última dictadura militar. Y más que la militancia, su catarsis fue la escritura. 76, libro de cuentos publicado en 2007, y Los Topos, novela que vio la luz un año después, conforman la etapa literaria en la que Bruzzone expuso de manera tan particular su condición de "hijo de desaparecidos".

Su tercera novela (Las Chanchas, 2014) rompe con todo lo anterior. Por un lado, ya no hay un detalle autobiográfico marcando tan claramente la cancha. Por el otro, según él mismo reconoce, se trata de "un libro en el que trabajé más la estructura, tenía la trama, sabía cómo iban a estar conectadas unas historias con otras y qué iba a haber por debajo de ellas, algo que nunca me había pasado con ningún otro".

Con más o menos estructura, lo que a esta altura parece uno de los rasgos más distintivos de la literatura de Bruzzone es la de contar historias con desplazamientos tan inesperados que nos hacen olvidar aquello que algunas páginas atrás era tan central al relato.

Cómo nace un escritor
Félix es hijo único y fue criado por su abuela materna. Su vínculo con la literatura, dice, empezó de muy chico. Y se compone de varias imágenes. "Hay tres momentos fundacionales. Uno es ver a mi abuela leer. La tele era algo que no se veía tanto en casa, entonces esa imagen de una persona leyendo significaba para mí que había algo importante para la vida en eso que ella leía. Después otro era que yo le tenía que escribir cartas a mi otra abuela, que vivía en San Luis. Era la única forma de comunicarnos que había y ya desde temprana edad me tenía que sentar a escribir lo que hacía todos los días. Ese escribir el día a día me parece que fue algo germinal de escritura. Y después los primeros libros, fundamentalmente uno de la colección Elige tu propia aventura, el que se llamaba "Tu nombre en clave es Jonas". Era un libro de espías y había como todo un enigma alrededor del lenguaje de las ballenas, y los rusos y yanquis contrabandeaban información a través de ellas. Y como era un libro con muchos finales, a mí me interesó mucho poder llegar a saber cuál era ese enigma, cómo se comunicaban las ballenas y cómo era ese lenguaje. Fui leyendo todos los finales a ver si en alguno se develaba el secreto, pero obviamente no estaba en ninguno. En ese momento fue una decepción, pero con el tiempo entendí por qué esa pasión de ir a buscar algo, una respuesta, y que la literatura te termina diciendo ´lo siento, no hay´".

Tiempo de niños
Que se acerquen los días cálidos, para Bruzzone, significa más trabajo como piletero. Así y todo, durante la semana se las arregla para dar cursos de escritura y hacerle lugar a nuevos proyectos. El último es una serie de libros infantiles que está escribiendo: Julián en el espejo y Julián y el caballo de piedra, de la colección Pipala, y Julián es un pulpo, editado en Uruguay. "Yo le contaba historias a mis hijos a la noche pero después cuando me sentaba a escribirlas no me salían. Hasta que me propusieron este formato de libro álbum, en el que se plantea un diálogo entre el texto y la imagen. Eso me ayudó a desestructurarme, me permitió dejar cosas sin decir, no acudir tanto al género infantil como era lo que me pasaba cada vez que me sentaba a escribir para niños", cuenta Bruzzone sobre esta nueva faceta.

Por otra parte, sigue presentando "Campo de Mayo", una conferencia performática en la que se cuenta la historia de una obra que había pensado como novela o investigación pero que quedó a mitad de camino. "Como yo vivo a cinco cuadras de Campo de Mayo y me enteré que mi vieja había estado detenida ahí después de haberme mudado a donde estoy viviendo, quería ver qué le había pasado a otros vecinos. Por qué vivían ahí cerca, si significaba algo para ellos, qué relación tenían, qué piensan para el futuro de Campo de Mayo. Pero quedó ahí. En un momento le comenté todo esto a Lola Arias y me dijo de hacer algo para teatro. Entonces decidimos poner en escena este proyecto así inconcluso como estaba", cuenta Bruzzone antes de adelantar la próxima fecha ya confirmada: 22 de octubre en la Universidad de General Sarmiento.