La importancia de la prevención

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Chequeos médicos para las distintas etapas de la vida

Muchas veces pensamos que nuestro cuerpo es invulnerable y lo llevamos puesto casi como si no existiera, con muy poco registro de él, hasta que “se hace sentir” y nos recuerda, a través de algún síntoma, la conveniencia de cuidarlo y prevenir trastornos y enfermedades. Además de las saludables costumbres de hacer algún tipo de actividad física –recomendación aplicable a cualquier edad-, no fumar, consumir alimentos ricos en nutrientes y bajos en sodio y grasas,  es clave visitar regularmente a un médico clínico que recete una rutina de exámenes, y a algunos otros especialistas según la edad de la persona.  La medicina preventiva es el factor más determinante para detectar una patología a tiempo.
Un correcto chequeo del estado general incluye exámenes, procedimientos y consultas médicas sugeridas por normas nacionales e internacionales de medicina preventiva, de acuerdo al sexo y la edad del paciente. Esto es: consulta médica clínica, oftalmológica, ginecológica, de audición y con el urólogo; exámenes de laboratorio (perfil bioquímico, hemograma, hemoglobina, perfil lipídico –colesterol y triglicéridos-, HIV, orina completa, creatinina, ácido úrico), exámenes de imagen (radiografía de tórax, ecografía abdominal y mamografía), electrocardiograma en reposo o de esfuerzo.

Entre los adultos, hasta los 36 años el examen general se sugiere cada dos años pero después, se recomienda hacérselo una vez por año.
Es imprescindible, en todos los casos, seguir las indicaciones de un médico. Pero a modo orientativo, más allá del chequeo general y aunque depende en gran medida de la historia clínica de cada persona, se pueden establecer distintos chequeos puntuales y prácticas preventivas de acuerdo a la edad, para tener en cuenta.

En los niños es fundamental la vacunación: es clave tener el calendario al día. Y visitar al odontólogo, como conducta regular durante toda la vida, una vez al año.
En la adolescencia dos de los grandes riesgos de salud son los accidentes de tránsito y el suicidio. Entonces, un enfoque preventivo en esta etapa debería incluir una evaluación sobre cómo está enfrentando la vida ese joven, enfatizar en conductas seguras -como podría ser el uso el cinturón de seguridad y el casco-, el imperativo de no fumar o tomar bebidas alcohólicas y el hecho de brindar información sobre anticoncepción y prevención de enfermedades de transmisión sexual.
Ya en la adultez y hasta los 36 años, para las mujeres es fundamental tener en cuenta, especialmente, las cuestiones en relación a los ciclos menstruales y embarazos llevados a término o interrumpidos. Se sugiere la realización anual de un examen mamario -a fin de detectar a tiempo patologías que pueden ser graves, como el cáncer de mamas- y ginecológico con papanicolau y colposcopia.
Es a su vez recomendable que los hombres o mujeres de menos de 36 años que practiquen algún deporte de forma competitiva se realicen una prueba de esfuerzo.

Después de los 19 años, se aplica una vez la vacuna contra el tétano, la difteria y la tos ferina acelular (TDPa). También se da una vacuna antitetánica y antidiftérica de refuerzo cada 10 años.
A partir de los 36, las mujeres suelen sufrir importantes cambios hormonales hasta llegar a la menopausia. Por eso se sugiere prestar atención especial a los estudios endocrinológicos, y realizar un control con ecodoppler carotideo cada cuatro años en la premenopausia y cada 2 años en la posmenopausia.
A los exámenes ginecológicos y mamarios  anuales debe sumarse una mamografía. También se aconseja una prueba de esfuerzo ergométrica para el sistema cardiovascular, como mínimo cada dos años. Y una radiografía de tórax bianual para las no fumadoras y anual para las fumadoras.
Se recomienda también una ecografía abdominal para evaluar órganos como hígado, páncreas, riñones, útero y ovarios, y examen de colesterol y prevención de cardiopatía cada 3 años.
A partir de los 45 años hay que realizarse un chequeo frecuente del azúcar en sangre. Y a los hombres a partir de los 40, se les recomienda un examen anual de próstata.
Después de los 50 años, se sugiere un control gastrointestinal con gastroscopías y colonoscopías cada 10 años. También realizar una auscultación de carótida cada uno a tres años y una audiometría anual. Aplicarse la antigripal anualmente, y, para los hombres, una colonoscopía y un examen rectal cada tres a cinco años para prevenir el cáncer de colon.

Para las mujeres de más de 55 años los riesgos incluyen osteoporosis, cáncer de mamas y  enfermedades del corazón. Por lo tanto, una buena asesoría preventiva debería incluir información sobre cómo mantener fuertes los huesos y la realización de exámenes para detectar cáncer de pecho.
Después de los 60 está sugerido realizarse un examen anual para descartar aneurismas aórticos.
A partir de los 65 años se recomienda una palpación de tiroides y análisis de funciones cada uno a tres años, y recibir una vacuna para la Neumonía, y para las mujeres una densitometría ósea anual.