La radio AM sigue teniendo voz

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A pesar de la proliferación de emisoras FM, del acceso cada vez más sencillo a través de Internet y de la creación de frecuencias de consumo exclusivamente online, el tradicional formato de amplitud modulada continúa vivo. Noticias, fútbol, música popular en castellano y periodistas y conductores de consumo masivo parecen ser los máximos atractivos, en especial para las generaciones que vienen escuchando la AM desde hace décadas.

¿Por qué seguir escuchando un formato de tan pobre calidad de audio, como la AM? Más aun, ¿por qué seguir escuchando la radio tradicional, cuando en Internet hay radios a la medida de cada uno, podcasts que pueden escucharse cuando uno elige, música e información a granel? Evidentemente hay todavía algún aspecto de la comunicación que necesita de la voz humana para identificarse y que sobrevive a la avasallante era digital, que pretende convertir en bits todo lo que toca.

Según la Encuesta Nacional de Consumos Culturales y Entorno Digital de 2013, último estudio relevante sobre el tema, la radio no murió ni está en crisis, ya que un abrumador 86% de los argentinos la escucha. El 78% de las 3.500 personas consultadas en todo el país aún utiliza el aparato de radio tradicional, pero también se emplea el celular, con un uso del 35% en general y del 12% como dispositivo principal (porcentajes que seguramente crecieron en estos últimos tres años). Otro dato interesante de la encuesta es que el 60% de los argentinos escucha la radio entre 1 y 3 horas por día. El promedio es aun mayor: se escuchan diariamente casi 3 horas y media de radio en sus diversas modalidades. Mientras el 75% de los oyentes elige mayormente programas musicales, casi el 60% prefiere los de noticias y más atrás se ubican los ciclos de actualidad, deportivos, culturales o de chimentos. Respecto de la frecuencia, el 55% escucha FM, el 11% AM y el 17% ambas.

Más allá de los datos estadísticos, siempre útiles aunque relativos, el vínculo con la radio persiste a pesar de Internet, e incluso a través de ella. En este contexto, la vieja radio de amplitud modulada, desde siempre asociada al tango, las noticias y el fútbol, sigue haciéndose escuchar, a tal punto que una emisora AM (Mitre) es la que encabeza el rating general en todo el país, según la única empresa medidora de audiencias radiales. Y pese a que en los teléfonos celulares el único acceso a las AM, a diferencia de las FM, es a través de Internet. Música en castellano, mayormente ausente en la mayoría de las FM, géneros tradicionales, conductores a los que se “conoce” de toda la vida y con quienes se establecen vínculos virtuales pero indestructibles son algunas de las características que mantienen viva a la AM, especialmente en las generaciones que nacieron y crecieron con su sonido siempre presente.

¿Será, además, que la radio AM conserva una mayor legitimidad respecto de la información que la FM, históricamente asociada a la música aunque ya desde hace varios años no de manera exclusiva? Para Darío Szmulewicz, director de la carrera de Radio y Medios Audiovisuales de Éter, “en líneas generales es así, pero sobre todo en términos generacionales. Las generaciones sub-25 ven a las radios FM como fuentes habituales y legítimas de información, están acostumbrados a eso y en muchos casos ni siquiera conocen la AM. Pero los mayores siguen consumiendo las radios AM como el refugio de la información, donde todavía se conserva el formato de boletín informativo cada media hora. Algo para destacar también es que hace varios años que las AM se ‘efeemeizaron’ y las FM se ‘aemeizaron’, esto quiere decir que las que se dedicaban solo a información son cada vez más entretenedoras y las que entretenían ahora se mezclan mucho con la información. El mayor ejemplo de esto es la primera mañana de las FM, de 6 a 9 en casi todas las radios de esta frecuencia hay programas informativos”.

Por su parte, Martín Becerra —especialista en medios, investigador del Conicet, docente universitario— se pregunta “hasta qué punto esa huella histórica es tan válida en el presente. Por supuesto que por razones generacionales una parte de la población sigue asociando la AM a los contenidos informativos, incluso cuando en su mayoría realizan ciclos al estilo magazines en los que el segmento estrictamente noticioso es breve, con la excepción de la primera mañana. Pero en esa primera mañana las FM presentan una oferta que no desentona y, por eso, la frontera creo que ya no es tan marcada”.

Además de cuestiones generacionales, la AM quizá siga siendo el vínculo más fuerte de los oyentes de los sectores medios bajos y bajos y, especialmente, de los ámbitos no urbanos tanto para la información como para el entretenimiento. “Es posible —opina Szmulewicz—, sobre todo por una cuestión técnica de mayor alcance y claridad de la señal. En otros casos, por su especificidad e importancia en algunos temas. Las radios que realizan informes ‘del campo” dedicada a datos que le interesan al agricultor son un buen ejemplo de eso. Las transmisiones deportivas siguen teniendo llegada en aquellos sectores donde no cuentan con cobertura de TV por cable, o de aire, o Internet, o por el simple hecho de estar trabajando”.

En cambio, Becerra no cree que haya “diferencias en el uso de la radio AM o FM por variable socioeconómica: el predominio de la FM atraviesa todas las clases y estamentos sociales. Cierto es, sin embargo, que la variable geográfica incide, puesto que la AM tiene mayor alcance y, en consecuencia, está presente en la ruralidad, allí donde la FM tiene escasas posibilidades de desarrollo”.

 

El smartphone, la nueva “portátil”

Otra asociación inmediata que se puede hacer sobre la AM es su escucha a través de la radio portátil, aquel ancestro de dispositivos móviles como el walkman o el discman y, en los últimos años, el smartphone. Hoy, los celulares inteligentes se utilizan, entre muchísimas otras cosas, para escuchar la radio. Y ya no solo la FM, sino también, vía Internet, la AM, en la que algunos clásicos, como el relato futbolístico, siguen teniendo peso propio. Con lo que el smartphone se convierte, también, en la radio portátil del siglo XXI. “Sin dudas lo es —afirma el director de Éter—, desde que los celulares venían con la posibilidad de escuchar radio FM pero aún más desde que cada radio empezó a desarrollar su propia aplicación para eso. Además, hay apps que son para escucha específica de radio, y por supuesto de radios de todo el mundo”.

Coincide Becerra: “Tanto el smartphone en general como las apps en el teléfono móvil en particular y, de modo relevante por lo que muestran los estudios demoscópicos, la escucha de radio por Internet en horarios de trabajo a través de la computadora o de dispositivos informáticos”.

Si ya no es “necesaria”, salvo en algunos de los ámbitos ya mencionados, si los contenidos se parecen cada vez más, y más allá de cuestiones de orden práctico, como la imposibilidad de acceder a emisoras FM o a Internet en sectores no urbanos, o la preferencia por determinado ciclo, periodista o conductor, ¿qué lleva a un oyente a elegir la AM? ¿Tiene algún tipo de valor simbólico, de herencia familiar? Para Szmulewicz se trata, sin dudas, al menos en los oyentes sub 25 que la escuchan, de una tradición familiar, por haber crecido escuchando lo que sus padres y abuelos escuchaban, que responde al clásico “en casa la radio está prendida todo el día”. Tiene un valor simbólico, se crea una relación con la radio que se alimenta familiarmente.

Es decir que esta supervivencia de la AM seguramente tenderá a perder fuerza, ya que las nuevas generaciones tienen un modo de consumir radio que se va diferenciando cada vez más del que tenían sus mayores. Desde su rol docente, el director de Éter considera que “el interés de los estudiantes está depositado en realizar contenidos. Los chicos y chicas que se acercan a estudiar, en la gran mayoría de los casos no escuchan o no escucharon nunca AM. Son oyentes de FM, están interesados en la música, en el entretenimiento, en generar contenidos que incluso trasciendan la barrera del audio. Cada vez más se producen contenidos audiovisuales pensando en que la radio tiene su correlato y continuidad en las redes sociales. Si tu radio sale por Internet, si tiene un sitio, inevitablemente vas a tener que generar más contenidos, gráficos, audiovisuales, notas relacionadas, fotos, links con tus redes sociales, generar podcasts. Se abre todo un nuevo mundo que está soportado en tu sitio”.

Tanto es así que, tras veinte años de mantener la carrera de “Radio”, a partir de 2017 esa carrera muta a “‘Radio y medios audiovisuales’, porque entendemos que ser productor ya es mucho más que ‘solo hacer radio’, hay que manejar varios lenguajes y todos confluyen, se juntan y se mezclan en un sitio de Internet”.

Mientras tanto, al menos en la Argentina, la AM sigue sonando.