Los chicos dan el ejemplo

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Los menores con altas capacidades –los vulgarmente llamados “niños prodigio”- representan el 5% de la población argentina y suelen destacarse en las disciplinas que eligen –las matemáticas, el arte, las ciencias-. Pero no son los únicos capaces de asombrar al resto: están también aquellos que, sin tener ninguna capacidad extraordinaria, se proponen trabajar, entrenar, ayudar o crear para aportar a la sociedad o auxiliar a otros. En el mes de los chicos, Revista Cabal reúne algunos de estos casos que inspiran.

Los artistas precoces

  Natasha Binder es pianista, Jazmín Gude, bailarina y Federica Aramburo, violinista. Son tres de las muy jóvenes artistas argentinas que ya son dueñas de una carrera y una trayectoria, a pesar de que no alcanzan la mayoría de edad.  Quizás sean parte de las personalidades más destacadas de la cultura argentina de las próxima décadas; no sólo porque son talentosas, sino porque además entrenan y estudian tanto o más que sus colegas adultos.

  Binder, que solo tiene 15 años, fue protagonista de un documental que cerró el Bafici 2015 y estuvo en cartel durante varias semanas en las salas de cine porteñas: La calle de los pianistas.  Esta película mostró de qué forma esta chica, tercera generación de pianistas de su familia, al igual que su madre, también pianista prodigio, desplegaron una carrera internacional desde muy chicas, y que las tiene en el centro de la escena de la música clásica contemporánea.

  Natasha, que nació en Bélgica pero integra una familia de músicos argentinos (hija de Karin Lechner, sobrina de Sergio Tiempo, nieta de Lyl Tiempo y bisnieta de Antonio de Raco y Elisabeth Westerkamp),  ya ofreció conciertos en los teatros más destacados del mundo: debutó en Londres con el Concierto para piano K. 467 de Mozart, y en el Colón con la Filarmónica de Buenos Aires con el Primer concierto para piano Op. 15 de Beethoven, cuando tenía solo nueve años. Desde entonces, se volvió a presentar en el Teatro Colón varias veces, y tocó en el Palais des Beaux Arts de Bruselas el concierto de Ravel para piano y orquesta, en el Conservatorio Real de Bruselas el concierto de Liszt para piano y orquesta, y participó en el Festival de Pietrasanta en Italia organizado por Michael Guttman dos años seguidos.

  Jazmín Gude Alonso, también representa un caso ejemplar: tiene catorce años y baila desde los tres. A los ocho se integró al Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y demostró en los últimos años que tiene un talento natural, al que le suma entre ocho y nueve horas de ensayos diarios en el Teatro Colón, una dieta estricta y el compromiso de crecer profesionalmente, aunque eso le impida participar de actividades sociales o recreativas.

  En 2013 fue becada para formarse en el ballet en Nueva York y en 2014 en Mónaco -  en la exclusiva Academia Princess Grace- , y está dispuesta a seguir sacrificándose en función de la danza. Actualmente, ya está en 5° año del Teatro Colón y sueña con terminar su carrera en el exterior, en el American Ballet Theatre o el Royal Ballet, en Londres.
Federica Aramburo, por su parte,  vive en Gualeguaychú, Entre Ríos, y ya se ha presentado en distintos teatros. Sueña con estudiar Dirección de Orquesta en Córdoba y mudarse luego a Italia.  Se levanta todos los días a las seis de la mañana para ir al colegio y practica dos horas diarias violín.  Para asistir a sus clases, los sábados viaja 70 kilómetros.

El valor del esfuerzo

  Kevin Felippo es un jovencísimo piloto argentino de karting: empezó corriendo en un karting, a los ocho años y es tricampeón argentino. En 2013 se posicionó tercero a nivel mundial, en Abu Dhabi, y para el año próximo sueña con lanzar su carrera  internacional en Inglaterra; mientras tanto va al colegio y al gimnasio y adora salir con amigos. Sábados y domingos hace pruebas de clasificación, y los sábados corre carreras. Imagina que llegará a correr la Fórmula 1 y tiene razones para suponer que lo logrará.

  El caso de Kouichi Cruz (16 años) resulta inspirador, al margen de que ostenta un coeficiente intelectual extraordinario –es de 145-  porque desde muy chico estudia idiomas – habla inglés, francés, italiano, alemán, latín y japonés, además de español-. Terminó el secundario a los doce y actualmente cursa las carreras de Ciencias de la Computación en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Ciencias Económicas e Informática. En su primer año en la universidad aprobó quince de las diecisiete materias que integraban el programa, y llegó a terminar exámenes parciales en treinta minutos.  Kouichi -su nombre de origen japonés,  significa “genio, guía, número uno, brillante único”- sueña con perfeccionarse en todo aquello que le gusta y aprender a jugar bien al tenis.

  El caso de Dylan Reales, finalmente, probablemente sea único en el mundo: con apenas once años, y habiendo nacido en la Villa 31 (es hijo de un obrero) es una de las jóvenes promesas del golf argentino -tiene 25 de hándicap, algo definitivamente inusual para sus diez años, y que llamó la atención de jugadores profesionales de la talla del Pato Cabrera, Vicente "Chino" Fernández, y hasta de deportistas del mundo del fútbol que aman el golf, como el Bichi Borghi y Matías Kranevitter-, y es un ejemplo de auto-superación.  Su caso conmovió al mismísimo Papa Francisco, que lo invitó al Vaticano el último 25 de Mayo. Para él y su familia, un viaje a Europa era realmente algo casi imposible de lograr por sus propios medios, y decidieron hacer locro para vender en el Obelisco y recaudar dinero por su lado. Por lo demás, sueña a lo grande: “Cuando sea grande me gustaría ganar el Masters, jugar los tour europeos, jugar en Estados Unidos”, dice. No hay razones para pensar que no podrá cumplirlo. Y, además, ya es un campeón de la vida, como le ha dicho el “Chino Fernández”.

Solidarios

Santiago Aranguri tiene catorce años y es un ejemplo para muchos: conmovido por los casos de personas perdidas, ideó a sus doce una aplicación (app) y un sitio web para localizar gente a través de un sistema de geolocalización.  Lo que inventó es tan bueno que la misma Red Solidaria implementa su sistema, y hoy puede soñar con que su método sea incorporado también en el extranjero. Lo más impresionante resulta el hecho de que al momento de diseñarlo no sabía nada de programación: fue a partir de la consulta que le hizo a un profesor que llegó a aprender lo que precisaba para desarrollar lo que se había propuesto. Este año fue invitado por TEDxORTArg para contar su experiencia y que miles de otros chicos y adultos se sientan motivados por su caso. Actualmente colabora también con la ONG Personas Perdidas.

  También está el caso de Camila Fretes aporta su tiempo para colaborar con la Villa Luján, un barrio muy humilde ubicado en su barrio donde viven más de 40 niños en situación de calle. Todas las semanas, reúne ropa, calzado, alimentos y juguetes y colabora con el traslado de las donaciones, ayuda a los chicos con sus deberes y les enseña reglas básicas de higiene.

Franca Duje, diecisiete años, de Córdoba, y Luján Zuñiga, de Neuquén, son otras dos de las chicas que lideran la movida solidaria en el país.  Luján, creó en 2011, junto a sus compañeros de colegio, el grupo Ven y Verás, que viaja todos los años a la provincia de Chubut para construir viviendas y coordinar actividades solidarias, mientras que
Franca ayuda a niños de familias carenciadas del sur de Córdoba Capital, a través de la recaudación, la organización de charlas y la contratación de profesores y personal que asista a los más necesitados.

  Se trata, en la mayoría de los casos, de chicos sensibles y curiosos, con iniciativa propia, y formados con valores éticos y morales que además tienen vocación por ayudar. Pero, por sobre todo, son personas que comprenden que siempre hay algo que se puede hacer por los demás.