Los enemigos del deseo sexual masculino

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El trabajo excesivo, la falta de tiempo y las preocupaciones familiares, económicas y sociales repercuten en el estado de salud, incluso la vida sexual: distintos estudios recientes confirman que el cansancio y el estrés laboral son los principales causantes de la falta de libido en los hombres. Qué se puede hacer. La opinión del sexólogo Adrian Sapetti.

La disminución del deseo es actualmente uno de los problemas más frecuentes entre los hombres, después de la disfunción eréctil y la eyaculación precoz. Ya es sabido que la tensión nerviosa trae aparejados todo tipo de efectos negativos sobre el estado de salud, y también sobre el humor y el estado de ánimo. Ahora se sabe también que tiene efectos concretos y devastadores sobre la vida sexual.

Según un estudio reciente realizado por tres investigadores europeos mediante entrevistas por Internet a 5.255 hombres heterosexuales en distintos países, publicada en la revista Journal of Sexual Medicine, el problema afecta al 24,1% de los hombres (lo que, en un terreno dominado por mitos, demuestra que el hombre no siempre siente deseo ni está predispuesto a tener relaciones).

La investigación revela que, entre los que reconocen disminución del deseo (el 24,1%), los hombres con edades comprendidas entre los 30 y 40 años son los más afectados (es probable que se deba a que es la etapa de la vida en la que se concentra una mayor cantidad de eventos estresantes, como matrimonio, hijos, divorcio y responsabilidad profesional). A este grupo le sigue el de hombres entre los 40 y 60 años. Los grupos de edad menos afectados son los más jóvenes y, en contra de lo que quizás cabría esperar, los mayores de 60 años (solo uno de cada diez confesó pérdida del interés sexual).

El estrés puede influir en cualquiera de las tres fases de una relación sexual: la del deseo, la de la excitación y la del orgasmo, pero influye fundamentalmente en la fase del deseo, inhibiéndolo. El estrés “quita las ganas”, ya que inhibe la liberación de endorfinas,  la sustancia fundamental que produce el organismo a la hora de fantasear. En la actualidad se sabe que el cansancio crónico produce distintos efectos a nivel psicológico, endocrinológico y neurológico y que este combo provoca, en los hombres, una disminución tanto en la respuesta erectiva como en la orgásmica.
La falta de deseo sexual, por otro lado, puede ser un reflejo de un problema más grave, como una depresión (los hombres que atraviesan un cuadro depresivo tienden a mostrar total apatía por el sexo y muy baja autoestima).

Después del cansancio y el estrés, los problemas en la relación de pareja son los factores más comunes entre los causantes de la falta de deseo (14,4 %). La monotonía es un claro obstáculo para el sexo. Ante este problema es aconsejable “romper la rutina”, para que la libido siga viva y que el momento del encuentro sexual no sea “una obligación” que cumplir sino una elección de ambos miembros de la pareja.
En otros casos, la causa puede residir en la falta de comunicación: las discusiones permanentes o el desinterés mutuo son problemas comunes a muchas parejas y pueden afectar el erotismo. Hay que tener en cuenta que el sexo forma parte de la vida de una pareja y, si la relación cotidiana es mala, el sexo será reflejo de esa situación.

Adrian Sapetti, sexólogo consultado por Revista Cabal, explica al respecto: “El Oxford American Dictionary define a la palabra stress como presión, tensión, esfuerzo exagerado. Algunos piensan que deriva de un término latino de 1490, stringere, que significa estreñir, comprimir, someter a tensión. Ante la presencia continua y reiterada de “estresores” (sociales, económicos, psicológicos, vinculares, tóxicos, ambientales, etc.) se pueden producir disfunciones sexuales  por distintos mecanismos: aumento del cortisol y de la prolactina (PRL), disminución de la testosterona y la DHEA, descarga adrenérgica (con vasocontricción de las arterias del pene, escape venoso), contracturas y tensiones musculares, ansiedad y miedo, hipertensión arterial (HTA), disfunción endotelial.  La suba de la prolactina (hormona de la hipófisis), puede producirse en los estados de estrés, y funciona como una depresora de la función sexual, casi como que inhibiera la acción de la testosterona. A su vez, el aumento en la secreción de GLAE (sex- hormone binding globulin- SHBG) característica de los estados de estrés, neutraliza la testosterona, intensificando el “S.I.M”, es decir que intentamos simplificar con palabras, complejísimos proceso biológicos, que a medida que se van esclareciendo, nos llevan a establecer abordajes terapéuticos más eficaces como en este caso las terapias de reemplazo hormonal con gel de testosterona, así como otras medidas terapéuticas (dieta, actividad física, relajación, meditación, yoga)”.

Sapetti explica: “Si bien hay situaciones estresantes (estresores) que no se pueden evitar, a veces porque son inesperadas, también debemos saber que podemos hacer algo para neutralizar, morigerar o disminuir la carga alostática, favoreciendo la resiliencia, entendiéndola como la capacidad de una persona para seguir proyectándose en el futuro y superando obstáculos a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves.

Algunas sugerencias anti estrés: 1) actividades físicas aeróbicas y anaeróbicas, algo que es fundamental pero a la vez tan difícil de hacerles entender de su importancia a los pacientes. 2) técnicas de relajación (ya sea las más simples o las del yoga, reiki o elongación) 3) masajes relajantes, 4) baños de inmersión, 5) comidas variadas: cereales integrales, poca carne, más pescados de mar, semillas, fibras, vegetales y frutas crudas, crucíferas, legumbres 6) preferir hidratos de carbono complejos, 7) tomar dos litros de agua por día, 8) dormir lo suficiente para no levantarse con sueño y agotado, 9) poco alcohol (no más de 1-2 copas de vino), 10) no fumar, 11) antidepresivos ISRS cuando sean necesarios, está estudiado su efecto de amortiguar los efectos neurodegenerativos del estrés, 12) disfrutar del sexo y el erotismo, 13) solucionar las disfunciones sexuales (en esto actualmente nos ayuda, en los casos de impotencia, el sildenafil –Magnus-), 14) controles médicos y de laboratorio periódicos. Si sabemos que el estrés y la tensión son factores de riesgo para la disfunción eréctil (disturbios hormonales, vasoespasmos, HTA, disfunción endotelial, ansiedad, depresión, dislipemias, alteraciones en el mecanismo glucídico) entenderemos la importancia de estudiarlos detenidamente y tratar de amortiguar sus impactos”, concluye el médico.

En el caso de que, tras la disminución de la libido se esconda, en cambio, algún problema  orgánico, como trastornos del tiroides o niveles anómalos de prolactina, será necesario recurrir a un especialista, tanto para hacer un diagnóstico como para diseñar un tratamiento. Por otra parte y, al igual que le ocurre a la mujer durante la menopausia, la andropausia masculina provoca un descenso en los niveles hormonales de testosterona, que puede llevar a la falta de libido. Determinados medicamentos - algunos antidepresivos, fármacos para la hipertensión o para la próstata- también pueden desencadenar el mismo efecto.

 

Estas son las disfunciones sexuales más frecuentes que son producidas por la reacción del organismo a  los estresores (fuente: Adrián Sapetti):
1. DSH
2. Disfunción eréctil
3. Eyaculación precoz secundaria o adquirida
4. Dispareunia (coito doloroso)
5. Aversión sexual
Mecanismos que se postulan para la producción de disfunciones sexuales:
1. estado adrenérgico: miedo, evitación, cierre de las arterias, vaciamiento venoso, tensión muscular, agresividad, ansiedad
2. estrés oxidativo, disfunción endotelial, menor producción de óxido nítrico ON (1era fase de la erección)
3. HTA
4. PRL alta
5. DHEA y testosterona  bajas
 

Links Adrán Sapetti: www.drsapetti.com.ar / www.sexovida.com