Luz verde para el cannabis medicinal

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La ley de uso terapéutico de esta planta milenaria, recientemente promulgada, atiende las necesidades de personas que sufren enfermedades como epilepsia refractaria, Parkinson, VIH, cáncer, esclerosis o artrosis. Quiénes y cómo pueden recurrir a ella.
 

Con la reciente promulgación por parte del Ejecutivo de la Ley 27.350 de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus Derivados, que había sido aprobada por el Congreso a fines de marzo, se dio un primer paso en la utilización legal de esta especie milenaria, cuyos efectos terapéuticos en diferentes dolencias están más que probados. La norma no incluye la figura del autocultivo, una demanda de quienes consideran que de esta manera se facilitaría el acceso a la marihuana o sus derivados porque no dependerían de los proveedores oficiales para paliar síntomas o dolores de los males que los aquejan. Y, por supuesto, queda pendiente el debate sobre el uso recreacional de la planta, cuyos cultores asimilan a otras, por ejemplo la del tabaco.

La ley, impulsada de abajo hacia arriba por médicos, pacientes de diversas patologías, madres de niños enfermos y organizaciones de usuarios de cannabis medicinal, prevé la creación de un Programa Nacional, que dependerá del Ministerio de Salud, para el estudio y la investigación del uso medicinal de “la planta de cannabis, sus derivados y tratamientos no convencionales”. Además, contempla su cultivo de cannabis a través del Conicet y del INTA para la investigación médica y científica, y la elaboración en laboratorios públicos de productos medicinales a partir de esta planta. También prevé la capacitación de profesionales de la salud en el uso del cannabis medicinal y su entrega gratuita a las personas que se inscriban en el programa.

Por otra parte, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) está autorizada por esta ley a importar aceite de cannabis y sus derivados “cuando sea requerida por pacientes que presenten las patologías contempladas en el programa y cuenten con la indicación médica pertinente” y a entregarlos de manera gratuita.

Marihuana

En Marihuana: la historia. De Manuel Belgrano a las copas cannábicas (Planeta), el periodista Fernando Soriano, especializado en el tema y, en esa condición, uno de los mayores difusores de la problemática e impulsor de la norma, recorre el periplo de la planta, su consumo clandestino, las peleas judiciales por su legalización y por la defensa de la legalidad de su uso personal, los descubrimientos científicos contemporáneos sobre sus virtudes medicinales ya demostradas durante siglos en otras sociedades… Y especialmente la lucha por conseguir el acceso legal a la planta o sus derivados, cuya cara más dramática y visible es la que denomina Las madres del cannabis. Reunidas en organizaciones como Rucam, Cameda, Cadecam y Mamá Cultiva, se movieron en dos direcciones: primero, obtener información y tejer una red para que las autorizaran a importar aceite de cannabis o un spray bucal con cannabinoides que se consigue en Europa y los Estados Unidos; después, lograr la aprobación de la ley.

El caso de Josefina, hija de Fernando Vilumbrales y María Laura Alasi, fue el disparador definitivo para estos logros. En 2015, cuando la niña tenía 3 años, consiguieron la autorización del Estado para importar aceite de marihuana desde los Estados Unidos. Josefina padece el Síndrome de West, un cuadro epiléptico que le provocaba unas 700 convulsiones diarias. Para combatir este mal, los tratamientos químicos tradicionales tienen un efecto iatrogénico: provocan en los chicos malhumor, aislamiento, reacciones violentas y problemas en el hígado. “La mamá de Josefina —cuenta Soriano en su libro— averiguó y se contactó con cultivadores y finalmente la nena probó el extracto. Al cabo de unos meses las crisis le bajaron a menos de veinte diarias. Fue un cambio de vida descomunal que le abrió la cabeza a toda la familia. ‘A los diez días ya estaba tranquila, no lucía nerviosa. Justo vino su cumpleaños y ella miraba el espectáculo de payasos, se la veía tranquila, como disfrutando, sus ojos transmiten mucho y estaba hermosa’, relata María Laura”.

Valeria Salech integra Mamá Cultiva, una organización que desafía la ley y planta de manera colectiva para evitar quedarse sin el aceite de cannabis que tan bien hace a sus hijos. Madre de Emiliano, cuenta en el libro Marihuana: “Todas las enfermedades para tratar su enfermedad lo ponían violento, enojado, impulsivo, se daba la cabeza contra la pared. Una tarde le di una gota de aceite y al rato lo encontré mirando la tele y riéndose con la Pantera Rosa. Hemos visto a nuestros hijos dopados, multimedicados mirando la nada, y ahora los vemos conectados, mirándonos a los ojos y riendo”. Y concluye: “No podemos esperar a que el Estado tome las riendas. Las tomamos nosotras y nos van a tener que correr. Porque esto no puede seguir pasando. El cultivo colectivo garantiza la democratización del acceso y eso se lo debemos a los cultivadores, que nos ayudan y son perseguidos. Por eso estamos con ellos, es inmoral seguir negándonos un privilegio. La ciencia y la política se tienen que ajustar a nosotras. Si tengo que dejar la vida por esta causa lo voy a hacer”.

Los objetivos del Programa

  • Emprender acciones de promoción y prevención orientadas a garantizar el derecho a la salud.
  • Promover medidas de concientización dirigidas a la población en general.
  • Establecer lineamientos y guías adecuadas de asistencia, tratamiento y accesibilidad.
  • Garantizar el acceso gratuito al aceite de cáñamo y demás derivados del cannabis a toda persona que se incorpore al Programa, en las condiciones que establezca la reglamentación.
  • Desarrollar evidencia científica sobre diferentes alternativas terapéuticas a problemas de salud, que no abordan los tratamientos médicos convencionales.
  • Investigar los fines terapéuticos y científicos de la planta de cannabis y sus derivados en la terapéutica humana.
  • Comprobar la eficacia de la intervención estudiada, o recoger datos sobre sus propiedades y el impacto en el organismo humano.
  • Establecer la eficacia para cada indicación terapéutica, que permita el uso adecuado y la universalización del acceso al tratamiento.
  • Conocer los efectos secundarios del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados, y establecer la seguridad y las limitaciones para su uso, promoviendo el cuidado de la población en su conjunto.
  • Propiciar la participación e incorporación voluntaria de los pacientes que presenten las patologías que la autoridad de aplicación determine y/o el profesional médico de hospital público indique, y de sus familiares, quienes podrán aportar su experiencia, conocimiento empírico, vivencias y métodos utilizado para su autocuidado.
  • Proveer asesoramiento, cobertura adecuada y completo seguimiento del tratamiento a la población afectada que participe del programa.
  • Contribuir a la capacitación continua de profesionales de la salud en todo lo referente al cuidado integral de las personas que presentan las patologías involucradas, a la mejora de su calidad de vida, y al uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados.