Malvinas todavía

Actualidad

A dos meses del trigésimo aniversario de la infausta guerra emprendida en 1982 por la dictadura argentina contra la potencia que usurpa las islas del Atlántico Sur desde 1833, la relación entre los dos países se recalienta. Petróleo, pesca y el dominio militar de una zona que es la puerta de entrada a otro territorio sobre el que presumiblemente se abra una nueva disputa en breve, la Antártida, son los ejes sobre los cuales se asienta la persistencia británica en conservar esta rémora del colonialismo

La diplomacia argentina se dio a la tarea de rodear el reclamo de respaldos en cada uno de los bloques en los que el país participa. Y lo fue logrando. En sintonía con la intervención de la presidenta Cristina Fernández en la asamblea general de la ONU, en setiembre pasado, donde expresó que Argentina podría revisar los entendimientos provisorios bilaterales si Gran Bretaña se sigue negando a dialogar por la soberanía del archipiélago. Esto significaría en lo concreto la posibilidad de cancelar los vuelos semanales que unen a las islas con Chile, atravesando espacio aéreo nacional.
De tal modo que Argentina recogió en los últimos meses una importante sucesión de apoyos. Los países de la región, nucleados en la CELAC, UNASUR y el MERCOSUR, se pronunciaron a favor del reclamo soberano. En el caso del bloque fundado junto con Brasil, Uruguay y Paraguay, se estableció la negativa a recibir en sus puertos a buques con bandera malvinense, a la que califican como ilegal. Además, el año pasado, los 130 países que integran el G77 reclamaron a Reino Unido que inicie negociaciones con Argentina cumpliendo las resoluciones de Naciones Unidas. Y hasta la principal potencia emergente, China, a través del vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, Jiang Shusheng, había ratificado que su país «continuará apoyando el reclamo argentino sobre la soberanía en las islas Malvinas».
En ese marco de creciente aislamiento de una posición anacrónica se produjo la boutade del primer ministro británico David Cameron. El líder conservador acusó a la Argentina de ejercer «colonialismo», curiosa imputación del representante de un país cuya historia está indisolublemente ligada con ese término. Pero el exabrupto no puede atribuirse a un descuido de Cameron. Se produjo en la Cámara de los Comunes, luego de la intervención de un legislador de su partido que, entre otras cosas, había señalado: «¿Le recordará a Argentina que perdió la guerra y que le corresponde a los malvinenses determinar su propio futuro?».
La respuesta argentina estuvo a cargo del vicepresidente Amado Boudou, quien usó términos inusualmente duros en el lenguaje diplomático: «Escuchamos hablar sin vergüenza, usar la palabra colonialismo hacia un país latinoamericano».


Resoluciones

 

Sobre el colonialismo y quienes lo ejecutan, la Asamblea General de la ONU se pronunció hace mucho tiempo. En 1960 aprobó la resolución 1.514 denominada «Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales», a través de la cual proclamó «la necesidad de poner fin, rápida e incondicionalmente, al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones». Cinco años después el mismo organismo estableció –mediante la resolución 2.065– que «la controversia entre la República Argentina y el Reino Unido acerca de la soberanía de las islas debe ser resuelta a través de negociaciones que tengan en cuenta las disposiciones y objetivos de la Carta de las Naciones Unidas». A esta resolución apelan los permanentes reclamos argentinos, desoídos hasta ahora por Londres.
La escalada británica abre dos líneas de análisis en cuanto a sus motivaciones. Por un lado, parece dar cuenta del golpe diplomático recibido por los reiterados pronunciamientos de países y bloques a favor de la apertura de una negociación en torno a la soberanía de las islas. Fundamentalmente por la acción conjunta de los países sudamericanos, que molestó a la potencia imperial al punto de replantearse su política hacia la región y enviar a su canciller para revertir la situación. William Hague dijo en Río de Janeiro que «el retiro británico de América latina llegó a su fin». El diplomático inglés soportó en Brasil un rotundo pronunciamiento del canciller Antonio Patriota. En una conferencia de prensa conjunta, el brasileño respondió: «Son bien conocidas las resoluciones del MERCOSUR y UNASUR en respaldo de la soberanía argentina, de modo que ni siquiera exige ratificarlas».
El ministro británico, luego de su paso por el país más poderoso del MERCOSUR instó a la Argentina a «detener sus intentos de intimidación de la población civil» de las islas y ninguneó la acción integrada de los países de la región al señalar: «No siento ningún apetito en la región para unirse a la Argentina en sus intentos de poner en peligro la economía de las islas o para atacar los medios de vida de los isleños». El ministro del Interior, Florencio Randazzo, salió al cruce de esa acusación: «Es una mentira más de Gran Bretaña», y aclaró: «Nosotros no intimidamos a nadie».
El otro factor que justificaría la instalación por parte de Londres del tema Malvinas es la búsqueda de una válvula de escape para una situación económica y social muy compleja. El desempleo alcanzó los cocientes más altos de los últimos 15 años, en el contexto de la profunda crisis que atraviesa Europa. En la opinión pública inglesa crecen el descontento y los cuestionamientos hacia el primer ministro conservador y encender el espíritu guerrero de su población resulta un mecanismo útil para acallar esas críticas.
De tal modo que no asombra que se abran controversias internas en Inglaterra ante los avances diplomáticos argentinos. El diputado laborista Denis MacShane, ex secretario de Relaciones Exteriores, sostuvo que «los líderes sudamericanos saben que el Reino Unido tiene menos amigos que nunca a causa del enfoque aislacionista de Cameron en Europa y la indiferencia hacia la administración Obama». Por su parte, el periodista inglés Simon Winchester, que cubrió la guerra de 1982, en una nota en el diario The Times, opina que se debe repetir «el éxito de la entrega de Hong Kong y prepararnos para darle las islas a la Argentina». Winchester destaca que a su país le quedan dos problemas serios en materia de ocupaciones coloniales, Malvinas y Gibraltar. El periodista sostiene que «no hay necesidad de arbitraje de la ONU ni de nadie, Gran Bretaña y Argentina podrían llegar rápidamente a un acuerdo por sí mismos si todos se comportaran de forma madura y de buena fe».
Sin embargo, la respuesta británica no es la que Winchester promueve. Por el contrario, incluye un aumento de la presencia militar en la zona, el envío del príncipe William, nieto de Isabel II y segundo en la línea de sucesión del trono británico, a una estadía de entrenamiento en las islas y la instalación de una nueva plataforma petrolera que explora el subsuelo lindante con las Malvinas.


Asuntos bilaterales

A los mencionados respaldos de la región para la posición argentina, se sumó el pronunciamento del Departamento de Estado norteamericano, emitido en medio del cruce de acusaciones entre funcionarios británicos y argentinos. Estados Unidos instó a los dos países a resolver la cuestión mediante el diálogo sin mencionar a los isleños. Esta omisión fue leída por la diplomacia local como un triunfo, ya que para Londres son los habitantes del archipiélago quienes deben decidir su destino, invocando el derecho de autodeterminación de los pueblos, atribuido en este caso a un pueblo instalado por la fuerza en un territorio que no le pertenece. El canciller argentino, Héctor Timmerman, destacó que «Estados Unidos dio a conocer su opinión justo cuando Argentina había sido acusada por el primer ministro británico y se había reunido el Consejo de Seguridad inglés».
Para nuestro país la recuperación de las Malvinas tiene rango constitucional. La Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional reformada en 1994 establece que «la Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino».
Es así que desde la oposición política también salieron al cruce de los dichos de Cameron y hasta se escucharon apoyos a la acción del gobierno en este tema. El ex candidato a presidente por la UCR, Ricardo Alfonsín, valoró la «solidaridad de los países del Mercosur que respaldaron al gobierno argentino». Alfonsín y el ex gobernador santafesino Hermes Binner llevaron el tema a la reunión de la Internacional Socialista celebrada en Costa Rica. Por su parte, el senador radical Luis Naidenoff reconoció que «Cancillería se ha comportado de manera inteligente en este tema», mientras que el diputado de Proyecto Sur, Fernando Solanas, dijo que las declaraciones de Cameron son «cínicas y vergonzosas porque de los 16 enclaves coloniales que subsisten en el mundo, 11 son del Reino Unido».
La integración regional parece el camino indicado para fortalecer el reclamo argentino, mientras comienza a cristalizarse un consenso internacional sólido a favor de terminar con los enclaves coloniales. De igual modo, es importante la coincidencia de casi todas las fuerzas políticas locales acerca de mantener el trabajo diplomático en pos de la recuperación del archipiélago. El aniversario de la guerra de 1982 y la provocadora presencia militar británica no deben confundir: el camino hacia la incorporación de las islas Malvinas al territorio nacional es tan inevitable como largo y complicado. Y para recorrerlo seguirá haciendo falta firmeza en las argumentaciones y una gran dosis de paciencia.
Jorge Vilas
Reproducción Acción Digital Nº 1091 - www.acciondigital.com.ar
 

 

NUESTRAS ISLAS MALVINAS

Reproduccion de la declaracion de la YMCA de Argentina rechazando las expresiones del Primer Ministro Británico

El 20 de enero, la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA de la República Argentina hizo llegar el siguiente mensaje reflexivo al conjunto de la familia internacional de la institución, extendida en 130 países, a raíz de los dichos de David Cameron, Primer Ministro del Reino Unido con relación a las Islas Malvinas, siempre argentinas:

 

It is unbelievable to hear British Prime Minister David Cameron to accuse Argentina of beingcolonialist because its legitimate and fair claim of sovereignty over the Malvinas (Falklands) Islands.
Resulta increible escuchar al Primer Ministro Británico, David Cameron, acusar a la Argentina de colonialista por su justo y legítimo reclamo de soberanía sobre la Islas Malvinas (Falklands).


This serious and false accusation, combined with militarism in the MalvinasIslands, which the British Government promotes, constitutes a violation of international law and the values of justice and peace.
Esta grave y falsa acusación, combinada con el militarismo en las Islas Malvinas que promueve el gobierno Británico, constituye una violación al derecho internacional y de los valores de la justicia y la paz.


Argentina YMCA expresses its rejection to the attitude of the British Government and its Prime Minister outbursts, and by means of the World Alliance of YMCAs invites the global family of the YMCA to reflect on the matter. The Kingdom of Great Britain has a long colonial history and no right assists its government to transfer that serious inheritance to any country in Latin America, a region of peace. In that sense, the countries of MERCOSUR have supported with massive strength the claims of Argentina over the Malvinas Islands. In the same direction has expressed in April 2011 the UNASUR. This organization, gather together all the South American countries, stated in October 2011 against militarisms promoted by British Government in Malvinas Islands. Further more: the CELAC, the new organization which meet together all Latin American and the Caribbean countries has supported in December 2011 the Argentina stance regarding its rights on Malvinas Islands. All the related documents are available. The dialogue between Argentina and the British Government should be reopen. In this regards, it is imperative that the United Kingdom modifies its closed mind.
La Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA de la Argentina expresa su rechazo a la actitud del Gobierno Británico y el exabrupto de su Primer Ministro, invitando a la familia mundial de la institución, por intermedio de la Alianza Mundial de Asociaciones Cristianas de Jóvenes/YMCAs, a reflexionar sobre el tema. El Reino Unido tiene una larga historia colonial y no le asiste a su gobierno ningún derecho a transferir esa grave herencia a países de América Latina, una región de paz. En este sentido, los países del MERCOSUR han apoyado con masiva fuerza el reclamo de la Argentina sobre las Islas Malvinas. En la misma dirección se ha expresado en abril de 2011 la UNASUR. Esta organización, que reúne a todos los países de Sudamérica, en octubre de 2011 se declaró en contra del militarismo en las Islas Malvinas promovido por el Gobierno Británico. Más aun: la CELAC, la nueva organización que vincula al conjunto de los países de América Latina y el Caribe, ha apoyado en diciembre de 2011 la postura Argentina respecto de sus derechos sobre las Islas Malvinas. Todos los documentos relativos están disponibles. El diálogo entre la Argentina y el Gobierno Británico debe ser reabierto. Para ello es imperativo que el Reino Unido modifique se cerrada posición.


We would like to end up quoting words of the prestigious British newspaper The Guardian, expressed in its edition of January 19th:
Desearíamos finalizar citando palabras aparecidas en el prestigioso diario británico "The Guardian", expresadas en su edición del 19 de enero.
"He (David Cameron) conveniently forgot to mention that the inhabitants of the Falkland Islands were expelled by an act of force in 1833, and the current population descends from the people brought by the British to replace the Argentinian inhabitants. By definition, this is an act of colonialism. Last night the Argentinian vice-president, Amado Boudou, hit back and qualified Cameron's statements as "a fallacy, a clumsy outburst ignorant of historical realities".
"Él (David Cameron) cómodamente olvidó mencionar que los habitantes de la Islas Falklands fueron expulsados en un acto de fuerza en 1833 y que la actual población desciende de personas traídas por los británicos para reemplazar a los habitantes argentinos. Por definición, este es un acto de colonialismo. La pasada noche el vicepresidente argentino, Amado Boudou, devolvió el golpe y calificó a las declaraciones de Cameron como ´una falacia, un torpe arrebato ignorante de las realidades históricas´ "


Fuente:  http://www.ymca.org.ar