Orsai, causa común

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A partir de la creación de un blog y la posterior fundacion de una revista de distribución mundial, cuya principal característica es que carece de publicidad, el periodista y escritor Hernán Casciari se convirtió en artífice involuntario y abanderado de una auténtica comunidad de lectores que propone  “una cultura libre y gratuita, sin intermediarios”. Actualmente, la revista Orsai alcanza tiradas de 10.000 ejemplares,  y se ha convertido en una publicación de culto para sus lectores, que la compran o bajan de Internet en forma gratuita, y además se ocupan de distribuirla. Ahora se suma a la movida editorial Orsai, un bar en San Telmo y próximamente otro en Barcelona.

Hasta septiembre del 2010, la vida de Hernán Casciari (Mercedes, Provincia de Buenos Aires, 1971) no difería en gran medida de las de muchos de sus colegas, periodistas y autores: tenía un blog, llamado Orsai, desde el año 2004, publicaba artículos y columnas en diarios como La Nación de Argentina y El País de España, y había escrito algunos libros, editados por grandes grupos editoriales, como el que nuclea a Sudamericana, Plaza y Janés, Random House Mondadori. Se había resignado, como la mayoría de los profesionales del rubro, dice, a las reglas que rigen los contratos editoriales  -que reservan un flaco 8%  de las ganancias de los títulos a los derechos de autor- y los acuerdos periodísticos -que fijan limitaciones de espacio y ejercen, a menudo también, control sobre los contenidos de lo que se publica-, bajo la incómoda sospecha de que era su única alternativa.
“El nombre del blog, Orsai, surgió porque tras haberme radicado fuera del país, en el año 2000,  viví de lejos dos hechos que saltaban fundamentales: el primero, que Racing, mi equipo, saliera campeón, al mismo tiempo que la Argentina se debatía entre la crisis económica y el caos social, allá por el 2001. Esos dos hechos me hicieron comprender que cuando uno está lejos, el dolor y la fiesta, la tragedia y el triunfo, son lo mismo, se viven con la misma tristeza, porque uno se siente inhabilitado, fuera de todo, fuera de juego. Eso significa orsai en la jerga futbolística y así me sentía yo cuando creé el blog, la semilla inicial de este proyecto”, contaría Casciari años más tarde, en el marco de una conferencia organizada por TED Argentina. Lo que jamás imaginó fue que el blog se convertiría, con el tiempo, en una comunidad involuntaria de lectores, “grande y fervorosa”. Y que esa realidad cambiaría su vida para siempre, mucho más profundamente de lo que jamás había imaginado.
Como suele ocurrir, cuando el blog comenzó a ganar seguidores, Casciari empezó a recibir llamadas de empresas diversas: las editoriales querían libros, los diarios y revistas lo invitaban a trabajar como columnista. “Entonces cometí lo que ahora veo como un error grande –diría él-: acepté la intervención de los intermediarios, perdí la comunicación directa con los lectores: un editor de contenidos, un gestor, un administrador… toda esa gente se fue poniendo en fila india entre mis lectores y yo, que además tenía la sensación permanente de que las editoriales me robaban”.

 

Cuando sintió que los acuerdos lo perjudicaban, y le ganó la incomodidad, el periodista renunció a todos los compromisos asumidos hasta entonces: “Los mandé a cagar a todos. Me propuse demostrarles a los lectores, además de a mí mismo, que la crisis económica de la que se hablaba era más bien una crisis moral, una crisis codiciosa Me propuse hacer una revista imposible: sin oficinas, desde el patio de mi casa en España, con mi familia y mis amigos de la infancia como único staff, una  revista que se iba a llamar Orsai, como mi blog”. Ese fue el punto de partida de lo que vendría.
Lo que hubiera parecido en principio una locura, empezó a tomar forma, de a poco: con el inicio del invierno español, allá por el 2010, surgió el proyecto que podría haber parecido improbable o cómico, de no haberse concretado. Así empezó a trabajar, con su amigo del alma y socio, "Chiri", en la revista que soñaban leer y hacer: sin publicidad, que no tuviera subsidios de ningún tipo, ni estatales ni privados. Una revista de la que participaran solo los escritores e ilustradores que ellos admiraran. Impresa en papel de máxima calidad, con 800 páginas escritas, que los lectores estuvieran dispuestos a buscar y a comprar sin que otros mediaran entre quienes la hacían y quienes la consumían -los distribuidores reciben según Casciari el 50% del costo final de las publicaciones que reparten-. Una revista, en definitiva, hecha con corazón y garra, que demostrara -y les probara a ellos, sus hacedores- que era posible concretar un proyecto cultural al margen de los intermediarios, y por fuera de la “cultura codiciosa” que aspira al rédito económico. Después del blog, la revista significaba redoblar por mil esa apuesta, y a eso apostaron ellos.

 

Así fue que una cálida madrugada nació Orsai, la revista “sin nadie en el medio”. Y ocurrió, como ocurre a veces, que ese deseo encarnó el de otros miles de personas que se hicieron eco de la propuesta. Miles de seguidores dispuestos a poner lo que hacía falta: confianza en un  proyecto arriesgado y diferente.
Por estos días, Orsai es un éxito editorial con tiradas de casi 10.000 ejemplares, y una revista de culto para la comunidad que la compra o baja de Internet en forma gratuita, la lee, difunde y distribuye.
“El blog Orsai nació el 27 de febrero de 2004 con un texto en el que me di a conocer como autor. Durante años escribí aquí únicamente cuentos y reflexiones en un clima bastante sosegado. El 23 de septiembre de 2010 interrumpí ese tono para hablar de un proyecto. Desde ese día, el proyecto se comió a todo lo demás”, escribió Casciari en su blog.
El que parecia un sueño “imposible” es hoy una contundente realidad: Orsai no tiene un milímetro de publicidad, ni subsidios privados o estatales, se hace con la mejor calidad de papel, en cualquiera de los países en que se distribuye y rescinde de todos los intermediarios posibles. Tiene, además de la versión en papel, otra dinámica, para Ipad e Iphone, y también se distribuye en PDF –en forma gratuita-. Participaron hasta aquí, de sus producciones, más de 100 autores e ilustradores de la talla de Juan Villoro, Abelardo Castillo, Nick Hornby, Guillermo Martínez, Horacio Altuna, Rep, y sigue la lista.
En las últimas semanas, Casciari y su socio sumaron la editorial y el bar Orsai -ubicado en el barrio de San Telmo, e inaugurado también gracias a lectores que se decidieron a invertir-, que próximamente tendrá su par barcelonés. 
“La industria de la cultura somos los lectores y los autores, y nadie más”, sostiene él. “La otra industria, la que le tema a los cambios y quiere hacernos creer que internet es un lastre, se está muriendo, y yo creo que la veremos morir. La cultura tiene que ser libre y gratuita. Estuvimos años dependiendo de una industria codiciosa, comprando lo que ellos querían que comprásemos. Ahora son ellos, los que de repente, y cada vez más, están quedando en Orsai”.

 

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