Por más trasplantes de corazón

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Un cirujano cardiovascular argentino desarrolló un proyecto que podría contribuir a aumentar la cantidad de donantes cardíacos en pediatría.  ¿Qué es la “perfusión ex vivo en normotermia”?

Lo primero que hay que entender para dimensionar el avance que esta máquina representa es el bajo -en realidad bajísimo- número de trasplantes que terminan concretándose cada año, ya que menos del diez por ciento de los pacientes en lista de espera consiguen recibir el órgano que necesitan. Son apenas 120 mil trasplantes los que en doce meses se realizan en todo el mundo gracias a unos 28 mil donantes. Uno de los problemas -el más conocido- es que existen menos donantes de los que en realidad harían falta. Lo que tanto no se sabe es que además hay muchos órganos que por diversos motivos se descartan.

“En el caso del corazón se descarta el 70 por ciento de los órganos. De cada diez personas que donan, siete no sirven por diferentes causas, una de las principales es que en la Argentina no se aceptan corazones de donantes que han sufrido paro cardíaco”, explica Ignacio Berra. El cirujano cardiovascular del Garrahan ganó junto a la empresa Lew Argentina el prestigioso Premio Innovar 2017 con un proyecto que lo que justamente busca es aumentar la cantidad de donantes cardíacos en pediatría.

El desarrollo de Berra se llama “perfusión ex vivo en normotermia” y permite mantener el corazón latiendo fuera del cuerpo donante para estudiarlo, mejorarlo y verificar si es apto para el trasplante, con lo cual contribuye a salvar estos “corazones de descarte” y aumentar así el número de trasplantes. “La meta es que, en vez de descartar estos corazones, podamos ponerlos adentro de una plataforma de perfusión ex vivo para enviarles sangre con oxígeno a temperatura corporal y evaluar cómo es la función de ese órgano. ‘Perfundir’ significa mandarles a las células sangre con oxígeno y nutrientes, digamos: irrigarlos. Y ‘ex vivo’ se llama porque sucede fuera del cuerpo humano”, precisa el médico. 

Por más trasplantes de corazón

A esta máquina, que se encuentra todavía en una fase experimental, Berra le dedicó tres años en el marco de Lew, la compañía que creó junto a su familia. “Yo trabajo en el equipo de trasplante cardíaco del Garrahan, pero la estructura para poder llegar a esto la armamos con mi papá, que es veterinario, ex INTA; mi hermano, que es ingeniero electrónico; mi hermana, inmunóloga, y mi mujer, pediatra. Lew es una empresa de innovación que no solo tiene que ver no con perfusión ex vivo de órganos, sino también con el desarrollo de un corazón artificial”, expresa. 

 

 

La tecnología de perfusión ex vivo ya existe en el mundo. Hace más o menos una década que están haciéndose pruebas y en 2014 tuvo lugar en el hospital de Saint Vincent de Sidney, Australia, el primer procedimiento de perfusión ex vivo de corazón con el posterior trasplante en un paciente adulto. “Nosotros nos presentamos al Innovar con una máquina que presenta algunas variables para perfundir el corazón. La innovación principal es que se trata de un desarrollo para uso pediátrico. Pero también se podrían perfundir otros órganos como el pulmón, el riñón o el hígado”, dice Berra.

El avance de Lew tiene que ver a la vez con el modo de preservar el órgano, que no se realiza únicamente con oxígeno. “Estamos desarrollando otras técnicas vinculadas con prácticas que, si bien ya existen, no se venían usando para esto, como por ejemplo el trasplante de mitocondrias. También la posibilidad de asociar drogas a nanopartículas magnéticas para tratar de una forma muy puntual la parte afectada de un órgano, algo que estamos estudiando con el Instituto Balseiro”.

Las máquinas de perfusión ex vivo no se han difundido en el mundo pediátrico porque los chicos representan el doce por ciento de los pacientes que requieren trasplantes, un target tan pequeño que al mercado no le interesa demasiado. “La idea nuestra es que esta tecnología pueda estar disponible en la Argentina porque comprada en el exterior es muy cara, casi inaccesible incluso en el primer mundo”, concluye Berra y sostiene que es el Estado el que tiene que tomar una decisión de ir para adelante con este tipo de proyectos para que cualquier hospital donante lo pueda tener.