Trasplantes de órganos: los pedidos que no alcanzan

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La demanda de donaciones de riñones, pulmones y corazones por los medios de comunicación resulta tan habitual como nociva. ¿Cómo funciona en la Argentina el sistema de procuración?

 “Un corazón para Gonzalito”, “Un riñón para Alma”, “Un pulmón para Rodrigo” son pedidos que cada tanto irrumpen en la televisión y las redes sociales generando en quienes los reciben una angustia profunda y a la vez cierta cuota de desconcierto. ¿Qué debería hacer en esos casos una persona de bien? ¿Presentarse para donar ella misma sus órganos? ¿Expresar su voluntad de entregarlos en caso de muerte? ¿Acaso no existe en la Argentina desde 2005 una Ley de Donante Presunto?

Desde el propio INCUCAI (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante) condenan los pedidos de órganos que se realizan a través de los medios de comunicación ya que –explican- “esas prácticas lesionan el funcionamiento del sistema sanitario, porque ponen en duda la transparencia y la confiabilidad con las que el organismo trabaja”.

“Tal vez se piensa que con el pedido se está concientizando a la población pero no es así, más bien sucede lo contrario: a la gente le produce angustia un problema que no puede resolver”, afirmaba Carlos Soratti, médico especialista en transplantología y director del INCUCAI hasta la asunción de Mauricio Macri, cuando todavía estaba al frente de esa institución. “Todo es parte de una fantasía de que si se sale a pedir un órgano se consigue. No ocurre de ese modo en ningún caso, y además se genera una sensación de inequidad en los pacientes que están en lista de espera y por los cuales nadie pide”. Otro aspecto negativo es que estas solicitudes pueden aparecer como aisladas, cuando la realidad es que forman parte de una problemática sanitaria más extensa que incluye a miles de personas que esperan un trasplante.

Trasplante de órganos

Pero para comprender el tema a fondo es necesario graficar cómo es el paso a paso de una donación. En algunos casos una persona puede donar algún órgano o porción de órgano sin que afecte su salud, procedimiento que se llama “donación en vida”. Pero cuando el donante fallece por muerte encefálica lo que se da es una “donación cadavérica”. Si esa es la situación, el médico a cargo de la terapia intensiva del hospital en el que el paciente fallece se pone inmediatamente en contacto con el INCUCAI para trabajar de manera conjunta. Mientras tanto, por medios artificiales, los órganos se mantienen oxigenados y se llevan a cabo estudios de laboratorio que garantizan que se encuentren en las condiciones óptimas para ser trasplantados.

Para saber si el fallecido dejó constancia expresa de su voluntad de donar los órganos se consulta en el Registro Nacional de Expresiones de Voluntad para la Donación. Algo clave en este punto es que la voluntad se respeta siempre, así se haya expresado en forma escrita o verbal. De acuerdo a la Ley del Donante Presunto, aprobada en 2005, quienes no hayan expresado su voluntad son considerados donantes, no obstante el equipo de procuración se pone en contacto con la familia del fallecido para explicar las circunstancias. En el caso de menores de 18 años, son los padres quienes deciden sobre la donación.

La explicación más clara de por qué los pedidos en los medios de nada sirven aparece en la etapa siguiente, porque es con las características biológicas y el grupo sanguíneo del donante que el INCUCAI inicia la búsqueda de los posibles receptores a través del sistema informático SINTRA (Sistema Nacional de Información de Procuración y Trasplante de la República Argentina). En ese proceso se toma en cuenta el grado de urgencia de los receptores, la compatibilidad biológica entre donante y receptor y la antigüedad en la lista de espera. Existe una lista de espera única en todo el país para cada tipo de órgano, que está controlada y fiscalizada por el INCUCAI. Este sistema asegura la equidad y transparencia en la distribución más allá de cualquier llamado a la solidaridad, campaña en las redes sociales o manifestación pública. En otras palabras: no existe absolutamente ninguna relación entre la difusión mediática de un caso y la procuración del órgano.

Pero desde el organismo tampoco están contra los medios. De hecho afirman en un manual especialmente elaborado para periodistas que cuando se pone en juego información clara, seria y responsable este aporte “resulta de suma importancia, teniendo en cuenta que el trasplante de órganos es una temática que puede resultar sensible, ya que implica pensar en la propia muerte y tomar una decisión que puede cambiarle la vida a otras personas”.

Creer que se podrá conseguir un órgano a través de pedidos desesperados en la televisión es solo una fantasía. “No es así. Nunca ocurre así”, enfatizó Soratti, explicando que este tipo de acciones están incluso prohibidas en muchas legislaciones: “Sandro se trasplantó a finales de un mes de noviembre, durante el cual hubo una campaña feroz buscando los pulmones para el cantante. Ese mes hubo menos donantes que los otros meses del año. Por eso es mentira que las demandas de órganos por los medios generan más donantes. De hecho no tienen ningún tipo de efecto positivo”.