VIH/Sida: hay muchos avances pero todavía falta

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A 35 años de su irrupción masiva, sigue siendo una amenaza, como lo demuestran las cifras. Pero se avanzó mucho tanto en prevención como en diagnóstico y tratamiento, al punto que personas con VIH pueden tener una vida plena si tienen acceso a la medicación. Paradójicamente, estos avances relajaron las campañas preventivas y el cuidado personal. Un especialista en el tema brinda un panorama completo de la enfermedad, su presente y un posible y esperanzador futuro.

Según los últimos datos oficiales disponibles, en la Argentina hay 126.000 personas con VIH, pero el 30% de ellas desconoce su diagnóstico. Hay 6.500 casos notificados por año y 69.000 personas en tratamiento, que en un 70% se atienden en el sistema público de salud. Hay dos varones (con un promedio de edad al momento del diagnóstico de 34 años) por cada mujer diagnosticada (edad promedio 33 años). Hay 3,4 defunciones por sida (dato de 2013) cada 100.000 habitantes; 4,9 son varones y 1,9 mujeres.

El 34% de las personas portadoras del virus son travestis o transexuales, del 12% al 15% son hombres que tienen sexo con hombres, del 4 al 7% son usuarios de drogas inyectables y del 2 al 5% son trabajadores/as sexuales y/o en situación de prostitución.

Las vías de transmisión (período 2012-2014) en los hombres son: relaciones sexuales con mujeres, 45,1%; relaciones sexuales con varones, 45%; desconocida, 8,6%; transmisión vertical, 1%; uso de drogas inyectables, 0,3%. En las mujeres, relaciones sexuales con varones, 90%; desconocida, 7%; transmisión vertical, 2,9%; uso de drogas inyectables, 0,1%. De cada 100 bebés que nacen de madres con VIH, 4,8 son diagnosticados con el virus.

A nivel nacional, cada 100.000 habitantes se notificaron 14,3 personas con diagnóstico de VIH (2012-2013), con esta distribución regional: NOA, 15,2 (20,2 hombres y 10,3 mujeres); NEA, 10,9 (14,1 y 7,8); Cuyo, 14,8 (20,8 y 9,1); Centro, 13 (17,4 y 8,9); Patagonia, 17,1 (21,4 y 12,9), y AMBA, 14,5 (20,8 y 8,6).

Respecto de la respuesta del Estado al VIH (datos de 2015), estas son las cifras: 771 centros de testeo con asesoramiento; 36.000.000 de preservativos distribuidos por la Dirección de Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual (DSyETS); 3.849 bocas de distribución de preservativos; 738.900 reactivos para tamizaje y confirmación de infección por VIH; 200.000 reactivos para test rápido; 1.143.500 reactivos para sífilis; 3 encuentros regionales sobre VIH y derechos humanos; 26 centros amigables en todo el país; 2º año de la campaña Elegí Saber, centrada en redes sociales; 5 investigaciones en curso para conocer la epidemia; 5.000 llamados atendidos por la Línea Pregunte Sida (0800-3333-444).

En diálogo con Revista Cabal, el licenciado Kurt Frieder, Director Ejecutivo de la Fundación Huésped —una organización argentina de alcance regional que viene informando y educando sobre sida desde 1989, cuyo presidente es el Dr. Pedro Cahn—, analiza presente y futuro del tema, en la Argentina y en el mundo.

 ¿Cuál es el panorama del sida a nivel global y en nuestro país comparado con, por ejemplo, diez años atrás?

El avance en tratamientos disponibles ha sido enorme. Hoy existe la posibilidad de reducir lo que era el ‘cóctel de drogas’ de 15/20 pastillas diarias a solamente una ingesta de una o dos. Esto tiene un gran impacto porque ha incrementado la calidad de vida de las personas con VIH, que ya no tienen que hacer malabarismos y ocultamientos frente a sus círculos sociales y compañeros de trabajo. Está también disponible y es cubierto por el sistema de salud, lo que se denomina ‘Profilaxis post exposición PEP’, que consiste en el acceso a tratamiento para los trabajadores del sistema de salud y a las personas que de modo accidental pudieron haberse infectado. También existe lo que se llama PreP que es la posibilidad —frente a una situación de riesgo previsible— de tomar una pastilla que evite la eventual infección. Esto aún no está disponible en la Argentina en el marco de las coberturas de salud, pero es una medicación existente en el país a cargo económico del interesado. En definitiva, tanto a nivel local como internacional, hemos avanzado un largo trecho en lo referente a la oferta de diagnóstico y tratamiento desde el inicio de la epidemia. En la Argentina el sistema de salud es solidario, con acceso irrestricto para todos los habitantes, hay una cobertura integral para todas las personas que viven con VIH y estamos muy cerca de que quienes acceden al tratamiento y lo cumplen como corresponde, puedan aspirar a tener una enfermedad crónica como tantas otras y una vida similar a la del resto de las personas.

¿El éxito de los tratamientos hizo que se relajara en algo la prevención, tanto en las conductas individuales como en las campañas de gobiernos u organizaciones?

Lamentablemente esto es cierto. El éxito de los tratamientos genera una atmósfera de confianza y las personas pierden temor a infectarse y se cuidan menos. Nosotros decimos permanentemente que, más allá de la existencia y acceso al tratamiento, nada reemplaza la posibilidad de evitar la infección. Por otra parte, el Gobierno está en deuda con la comunidad ya que hace años que no se realizan campañas de prevención. No es suficiente con lo poco que hacemos las organizaciones de la sociedad civil.

¿Se cumple con la Ley de Salud Sexual y Reproductiva?

La Ley de Salud Sexual y Reproductiva se cumple de modo dispar en el país, hay provincias en las cuales se cumple y otras en las que no. El mayor problema es con respecto a la interrupción legal del embarazo (ILE), lo que comúnmente se conoce como ‘aborto no punible’, que no se cumple en gran parte de las provincias del país incluyendo los distritos más grandes como la provincia de Buenos Aires y CABA. Esto es sumamente grave cuando consideramos que las prácticas realizadas clandestinamente constituyen la primera causa de muerte materna. Lamentablemente, en la Argentina y en gran parte de América Latina aún son muy fuertes los grupos conservadores que culturalmente se oponen a entender que esta barrera afecta prioritariamente a las mujeres y adolescentes más pobres. 

¿Están debidamente informados los adolescentes, ahora que el tema de la prevención no está tan presente en los medios como décadas atrás?

Hemos mejorado mucho y los adolescentes están mayoritariamente informados, en especial los escolarizados, aunque esto no implique que se cuiden en sus relaciones sexuales usando preservativos. El consumo ilimitado de alcohol y drogas recreativas incide fuertemente sobre la posibilidad del cuidado personal cuando los jóvenes salen a divertirse. Este grupo etario sigue siendo en el cual se producen más infecciones. Otro problema es la implementación irregular de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) en todos los niveles, en todas las escuelas del país. Esa legislación fundamental para la prevención de las violencias machistas, cumple diez años y su aplicación es aún una deuda pendiente. También hay problemas debido al intento de recorte presupuestario para el 2017, que toca áreas sensibles tanto para la Educación Sexual Integral como para Gestión Educativa y Políticas Socioeducativas y Formación Docente. 
¿Se mantienen los factores de riesgo o hay algunos que se incrementaron, como en algún momento sucedió con la transmisión del virus en relaciones heterosexuales? ¿Y la transmisión vertical?

Los factores de riesgo siguen siendo los mismos. Más del 90% de las infecciones suceden por la vía sexual, sea homo o heterosexual, y esto tiene que ver con la falta de cuidado o dificultad en el acceso a preservativos de mucha gente. La transmisión vertical ha disminuido enormemente a partir de la obligatoriedad expresada en la Ley de SSyR de proponer, ginecólogos y obstetras, el testeo a todas las mujeres al iniciar su embarazo y durante el mismo con controles periódicos. Desafortunadamente, todavía hay muchas mujeres que llegan al parto sin haberse realizado estos controles y seguimos teniendo cerca de 100 nacimientos de bebés con VIH, lo que en el estado actual de conocimiento de la epidemia es inadmisible. 

¿Cuáles son las expectativas de avances científicos para el corto, mediano y largo plazo? ¿Cuál es el gran objetivo?

En ninguna epidemia se ha trabajado tanto y tan rápido. En el mundo han muerto más de 25 millones de personas durante los últimos 30 años y hay alrededor de 40 millones de personas que viven con el virus. Los avances científicos han sido enormes y permanentemente se trabaja para producir mejores medicamentos y combinaciones. Una aspiración a mediano plazo es lograr producir una medicación —posiblemente inyectable— que se aplique una vez por mes. La investigación en el campo de las vacunas es permanente aunque aún estamos lejos de poder aspirar a la cura.

¿En qué medida se convirtió en una enfermedad crónica? ¿Cuáles son las condiciones para que una persona portadora se convierta en un paciente crónico?

Debe quedar claro que no es una enfermedad crónica todavía. Para ello es necesario que las personas tengan disponibilidad de tratamientos y adherencia total a los mismos. Lo que podemos decir es que quienes cumplen con estos requisitos y están con virus indetectable en su cuerpo, pueden tener una vida plena y planear un futuro como si no estuvieran viviendo con el virus. 

¿En qué medida se universalizó el acceso gratuito a los tratamientos, especialmente en la Argentina? ¿Se cumple en tiempo y forma con la entrega de los medicamentos? ¿Hay suficiente disponibilidad para todos los que los requieren?

El acceso gratuito a los tratamientos está lejos de haberse universalizado. De hecho, en gran parte de los países sigue siendo costoso e inaccesible para la parte más pobre de la población. La Argentina y algunos otros países de Latinoamérica como Uruguay, Brasil, Chile, Colombia y México tienen acceso gratuito en sus sistemas de salud. Asimismo Australia, Israel, los países de Europa Occidental y algunos otros de África y Asia. Pero esto aún no se ha generalizado. En la Argentina podemos decir que se cumple con la entrega de medicamentos a todos los pacientes que los requieran, aunque hay esporádicos problemas de distribución y burocráticos que dificultan los procesos. Entonces sucede que hay medicaciones que no están disponibles en tiempo y forma y tratamientos que se dificultan.

¿Hay una nueva generación de tratamientos o se sigue con la terapia retroviral, que resultó exitosa?

Permanentemente hay en estudio nuevas medicaciones que, a menudo combinan en la misma toma antirretrovirales ya existentes. A veces porque se facilita la ingesta y otras porque de este modo se reducen los costos. El equipo de investigaciones clínicas de Fundación Huésped ha probado un par de estudios muy importantes internacionalmente, llamados GARDEL y PADDLE, hay tratamientos que se pueden simplificar con el consiguiente beneficio para el paciente y para el financiador. Hay algunos países que ya los han incorporado a sus ofertas terapéuticas. Igualmente, se sigue trabajando en la búsqueda de alternativas más convenientes. 

¿Cuáles son los objetivos y acciones actuales de Fundación Huésped?

Nuestros objetivos están expresados en nuestra misión y plan estratégico al año 2020. Aspiramos a ser una organización líder a nivel nacional con proyección regional e internacional como referente en áreas de salud pública —desde una perspectiva de Derechos Humanos— centrada en VIH/SIDA, otras enfermedades transmisibles y salud sexual y reproductiva. Una organización líder en incidencia política, en investigación clínica, epidemiológica y social, en formación y transferencia tecnológica de nuestras capacidades y en difusión, a través de alianzas estratégicas con la sociedad civil, el Estado, el sector privado y la academia (www.huesped.org.ar).