Volver al trabajo y amamantar: una misión (casi) imposible

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Según un estudio realizado entre mujeres que desean combinar empleo y lactancia, siete de cada diez deben extraerse leche en el baño y cuatro de cada diez considera que el lugar es sucio.

¿Qué les pasa en nuestro país a todas aquellas mujeres que, tras volver a trabajar luego de sus licencias por maternidad, tienen el deseo de continuar amamantando? ¿Hasta qué punto lo logran? ¿Y con qué obstáculos se encuentran? La Liga de la Leche Argentina (LLLA) lo investigó junto a la consultora Voices y los resultados fueron contundentes: 77 por ciento de las encuestadas -1883 casos en total- señalaron que es “bastante difícil”, “muy difícil” o directamente imposible combinar lactancia y empleo en relación de dependencia. Esta dificultad fue expresada incluso por las mujeres que trabajan en jornada reducida, y se torna aún más intensa entre aquellas que son docentes o se emplean en fábricas y atención al público.

Pero hay todavía más: una de cada tres considera que la lactancia limita sus oportunidades de desarrollo profesional, y una de cada cinco cree que la lactancia puso en riesgo su trabajo. Tres de cada diez no accedieron a la reducción de jornada, obligatoria según la ley de contrato de trabajo. Ocho de cada diez señalan que no existe en sus lugares de trabajo un sitio asignado para extraerse leche, cifra que desciende aún más entre docentes y mujeres empleadas en atención al público. Siete de cada diez lo hacen en el baño, y la mayoría no tiene dónde sentarse. Según cuatro de cada diez el lugar es sucio, en tanto la gran mayoría declara que no tiene pausas suficientemente frecuentes o de la duración adecuada para la extracción. Tres de cada diez no tienen acceso a una heladera en la que puedan conservar la leche. Y solo un 37 por ciento se sintieron cómodas al conversar con sus jefes directos acerca de la lactancia.

Combinar lactancia y trabajo en relación de dependencia es una tarea difícil, incluso para mujeres que la valoran y tienen objetivos más ambiciosos que el total poblacional”, marcan las conclusiones del estudio, que insistió también en favorecer una cultura del amamantamiento en la sociedad fortaleciendo las siempre necesarias redes de apoyo.

 

“La mujer es la que pone el cuerpo, pero hace falta mucho más. Se requiere un esfuerzo en el cual se involucren gobiernos, parejas, familias, líderes empresarios y supervisores”, apuntó durante la presentación del estudio la líder de LLLA Alejandra Galván, subrayando además el hecho de que la lactancia materna “es una política de soberanía alimentaria y de autonomía familiar”.

 

Mucho más que instalar lactarios

Según expresó la directora ejecutiva de Voices, Constanza Cilley, no es tan difícil para una empresa mejorar las políticas para las madres que amamantan. “Se trata, entre otras cosas, de otorgar uno o dos meses más de licencia con goce de sueldo, crear espacios amigables para la extracción de leche, dar charlas de concientización a los mandos medios y atender las necesidades de las empleadas pudiendo otorgar flexibilidad horaria”, explicó y señaló además que si bien las cuestiones de género están incorporadas en la agenda de las empresas, “la lactancia no está todavía incluida en esa agenda”. “El desafío no pasa solo por instalar lactarios y por cumplir con la legislación, sino que más bien se trata de generar un contexto favorable para que las mujeres puedan ejercer su derecho de trabajar y amamantar contando con el apoyo y la valoración de una tarea que trasciende la elección personal”, afirmó.

También se insistió durante la presentación en el hecho de que las empresas que crean un entorno de apoyo para las mujeres que amamantan ven disminuir sus pérdidas por abandono laboral, por ausentismo de las madres (que se reduciría entre un 30 y un 70 por ciento) y por el hecho de generar en las trabajadoras “una mayor fidelidad y sentido de pertenencia”.

“Sostener la cadena efectiva de lactancia y trabajo se ha vuelto un desafío global para promover la inclusión equitativa de las mujeres en el mercado laboral y garantizar al mismo tiempo la óptima salud de las futuras generaciones”, concluye el estudio que puede consultarse en la web de la Liga de la Leche Argentina (www.ligadelaleche.org.ar). De acuerdo a sus responsables la investigación tiene como última finalidad ser un llamado a la acción, “un despertador de consciencia para aquellos que en posiciones de liderazgo pueden influir para generar una cultura de lactancia en el ambiente laboral”.

 

Fotos: istock