Crítica de teatro: La verdad. Variaciones sobre un manual de estilo



Entretenimientos

La verdad. Variaciones sobre un manual de estilo. De Ignacio Apolo y Alejandro Toronchik. Dirección: Ignacio Apolo. Realización escenográfica: Jorge Capanzano. Vestuario: Manuela Cáceres. Diseño escénico: Jorge Ferro. Música: Federico Marrale. Intérpretes: Héctor Da Rosa, Teresita Galimany, Juan Lepore, Martina Carou. Duración: 60 minutos. En el Celcit

¿La verdad existe? ¿Se puede llegar a ella? ¿Pero cuántas verdades hay? Los que investigan el pasado hablan de verdad histórica, los que hacen teatro de verdad escénica. Hay cientos de búsquedas diarias de la verdad, en todos los planos del conocimiento, y a menudo tropezamos con obstáculos que nos impiden llegar a ella. O cuando creíamos que la habíamos alcanzado de pronto se nos esfuma de las manos porque otro dato nos muestra que la que poseíamos no era exacta. Este trabajo que escribieron Ignacio Apolo y Alejandro Toronchk parte en su búsqueda de dos ejes: uno es la investigación que un diario le encarga a un periodista para que bucee en los famosos hechos de la Semana trágica, ocurrida en la Argentina de 1919; el otro es el propósito de un director teatral que quiere poner en escena Antígona y se pone a ensayar con su actriz la obra. Y en el simple acto de poner en movimiento la historia comienza a descubrir que hay vetas detrás del personaje central, o de los otros que la acompañan, Polinices, su hermano, o Creonte, que significan algo más de lo que se dice de ellos. Mediante este recurso, que entremezcla las dos búsquedas, y a la vez las enriquece o las resignifica con otras menciones (Diciembre de 2001 en Argentina, Matanza de Tlatelolco en México de 1968, Guerra de las Malvinas en 1982), se produce en escena un fértil juego de potencialidades y configuraciones de sentido de las que el espectador podrá sacar jugo en la medida en que las confronte con sus propias “verdades” o puntos de vista de esos sucesos. Hay que decir, que Apolo, que además de un excelente dramaturgo (es autor entre muchas otras obras de Rosa mística, El tao del sexo, Posparto o El mal recibido) y docente, es un excelente director que, en esta oportunidad, como en otros montajes suyos, logra estimular el interés del público mediante atractivos mecanismos que estimulan en todo momento el pensamiento sobre lo que está ocurriendo en escena. Su teatro aspira a un nivel más alto de los procesamientos intelectuales del espectador sin por eso renunciar a los recursos emocionales o sensoriales. El elenco de la obra actúa en este espectáculo obra con total idoneidad profesional y entrega, consiguiendo resultados muy gratificantes para el asistente.

Notas relacionadas
Junio 2019

Gertrudis

Junio 2019

Copenhague