Todo sobre los autos autónomos

Tecnología

No es ciencia ficción: los vehículos que se manejan solos ya son una realidad. Las automotrices y los grandes de la informática hacen pruebas callejeras de sus prototipos y aspiran a liderar lo que puede ser el gran negocio del siglo. 

Cuando la ciencia ficción se puso a imaginar el futuro de los autos por lo general lo hizo con la imagen de que estos viajarían por el aire más que con la de que se manejaran solos. Y aunque la industria ya empieza a coquetear con la idea que los vehículos levanten vuelo, la principal obsesión hoy en día es la de crear coches autónomos. Y es que a diferencia de la fantasía de un libro o de una película, la realidad tiene exigencias más concretas y urgentes que resolver.

Las grandes ciudades suelen tener grandes problemas. La cantidad de autos es uno de ellos, porque muchos vehículos generan muchos accidentes viales y muchas víctimas fatales cada año, enormes congestionamientos de tránsito y más emisiones de gases que afectan el medio ambiente. Por eso, algunas ciudades ya le han declarado la guerra al automóvil. Helsinki, Copenhague, Madrid, París y Hamburgo son algunas de las urbes que están tomando medidas para desalentar el uso del automóvil. Según el periodista especializado en tecnología Leandro Zanoni, autor del libro Futuro inteligente, la emergencia de los autos autónomos es una respuesta de la industria para contrarrestar la creciente “mala fama” del vehículo particular. “Las políticas estatales para desalentar el uso del auto dentro de las grandes ciudades resultan tan contundentes que obligaron a las empresas automotrices a replantear sus estrategias de marketing y su comunicación. Esas empresas son vistas como los malos de la película. Por eso las compañías importantes comenzaron a darle importancia a los ´Autos inteligentes´ y tecnologías que posibiliten que los autos se comuniquen entre sí y con la infraestructura de cada ciudad para, por ejemplo, elegir el camino más adecuado y sortear los embotellamientos. Lo que hace pocos años era impensable, ahora ocurre: las automotrices tratan temas ambientales y hablan de calidad de vida”, dice en su obra, que puede descargarse libremente en Internet. “Es paradójico pero buscan diferentes soluciones para resolver los problemas que ellos mismos generaron durante largas décadas”, agrega. 

En el desarrollo de los autos autónomos no solo están involucradas las grandes automotrices. Gigantes de la informática como Google, Apple e Intel también trabajan para tomar la delantera de lo que parece ser uno de los grandes negocios del siglo. Y es que para algunos, la proliferación de este tipo de vehículos generará una cantidad de tiempo extra que la gente utilizará para consumir más entretenimiento virtual. Se trate o no de una planificada estrategia de las empresas, lo cierto es que estos prototipos ya son una realidad y lo único que resta es que la legislación los contemple y su uso se expanda. 

Todos quieren participar
La autonomía de un medio de transporte no solo no es reciente sino que es casi tan antigua como las mismas máquinas. El primer piloto automático de un avión fue creado en 1912 y el primer buque que utilizó esa tecnología lo hizo en 1920. La industria automotriz, por su parte, empezó a crear prototipos con frecuencia a partir de la década del 80. Hoy prácticamente no hay compañía que no tenga o esté trabajando en modelos autónomos.

En la actualidad el único sistema de autoconducción operativo del mercado es el AutoPilot de la empresa estadounidense Tesla, pionera en autos a propulsión eléctrica. La compañía define esta función de piloto automático más como una “ayuda a la conducción” que como un coche autónomo, pero ya anunció que sus próximos modelos podrán prescindir totalmente del conductor. El gran paso que dio Tesla en la evolución que lleva hacia los modelos completamente autónomos generó uno de los grandes movimientos empresariales alrededor del tema: la firma israelí Mobileye, especializada en sistemas de visión, rescindió su vínculo con Tesla y fue adquirida por Intel, otro gigante de la informática que no se quiere quedar afuera del negocio.

Google, por su parte, ha llegado más lejos al desarrollar coches autónomos a través de Waymo, la empresa creada especialmente para aplicar la tecnología de “self-driving” a los automóviles. Hace poco más de un mes anunció que junto a Fiat Chrysler ofrecerán viajes al público en las mini camionetas híbridas autónomas Chrysler Pacifica en Phoenix. El otro proyecto del buscador más famoso incluye a la compañía de viajes Lyft, con quien pretende darle batalla a Uber, también embarcada en el desarrollo de este tipo de modelos y de este modo de transporte.

Dónde ya se están haciendo pruebas de taxis autónomos es en Singapur. Allí la empresa también estadounidense nuTonomy invita a algunas personas a subirse a sus autos. Por ahora, al tratarse de una fase experimental, estos llevan a un ingeniero de la marca en el rol de conductor que no maneja, pero es posible pedir el coche a través de una aplicación en el teléfono y que este se acerque hasta el lugar indicado. “Singapur es el mejor lugar para desarrollar esta tecnología. Allí comprenden que la tecnología de conducción autónoma podría reducir el coste del transporte así como incrementar la seguridad y la eficiencia del transporte. Por eso promueven el desarrollo de esta tecnología”, declaró Karl Iagnemma, CEO de la empresa sobre los motivos que llevaron a la compañía a hacer sus pruebas en ese país asiático.

Y como si a esta mesa le faltaran comensales, Apple también confirmó a fines del año pasado que estaba creando un auto autónomo. Lo hizo tras pedir el permiso oficial para iniciar sus pruebas callejeras. “Los coches autónomos cuentan con un gran potencial para poder mejorar la experiencia de los conductores humanos, consiguiendo prevenir miles de accidentes cada año, así como evitando un gran número de heridos”, explicó la compañía en una carta.

Ford, BMW, Volkswagen, Renault y Volvo son otras de las grandes automotrices que tienen modelos propios autónomos en una etapa bastante avanzada. De hecho, las dos primeras empresas declararon que 2021 será el año en que este tipo de modelos (a los que se les otorga un nivel de autonomía 3) ganarán la calle y que en 2025 ya habrá vehículos sin volante ni pedales (nivel de autonomía 5).

¿Mejores o peores?
Hasta aquí las principales novedades de los protagonistas de una de las innovaciones más importantes que se terminará de materializar en los próximos años. Pero el tema tiene otra arista tal vez mucho más polémica y relevante: el debate sobre la conveniencia de que estos vehículos circulen y hasta reemplacen a los tradicionales.

Desde las compañías insisten en las ventajas: más eficiencia, menos coste de transporte, menos accidentes, etc. Una ciudad donde solo circulan autos autónomos podría acercarse bastante a una urbe perfecta, máxime si tenemos en cuenta que este tipo de coches percibe constantemente los objetos que lo rodean: si todos los vehículos son autónomos habrá menos margen para accidentes, pues se eliminaría el “imprevisible” accionar humano en una máquina convencional.

De la misma manera que el piloto automático se implementó en los aviones para reducir la fatiga y los errores humanos que esta pudiera ocasionar, se insiste en que los nuevos vehículos llevarán esa misma seguridad al tránsito callejero. Sin embargo, el sistema AutoPilot de Tesla ya se cobró su primera víctima. Fue el 7 de mayo de 2016 en una autopista de Florida, cuando un camión que venía en sentido contrario giró y se metió en el otro carril. El auto autónomo venía con el AutoPilot activado. Ni el sistema ni el conductor pudieron prever la maniobra y el auto pasó por debajo del camión, provocando la muerte del chofer del Tesla. La explicación que se dio del accidente es que el AutoPilot no detectó al camión porque este no tenía barras laterales y que sin ellas el transporte de carga se convertía en un objeto casi aéreo. Para sus próximos modelos la compañía sumará cámaras que registren objetos en un radio de 360º. De todas maneras, la falibilidad de estos modelos autónomos seguramente deberá evaluarse en base a parámetros de probabilidad estadística, una técnica más compleja que el simple conteo de casos o víctimas.

Por otra parte, algunos especialistas también alertan que las ventajas que ofrecerán los autos autónomos hará que haya muchos más vehículos en las calles. Viajes más seguros, más cómodos y más baratos promoverán el uso del auto particular en lugar de desalentarlo. Y las congestiones de tránsito aumentarán en lugar de reducirse. A estas dudas se le suma la falta al momento de una legislación que contemple la circulación de estas máquinas y de una infraestructura que acompañe esta innovación tecnológica. Y salvando aún estas carencias, ¿cómo sería la convivencia entre los autónomos y los no autónomos?

Lo interesante del asunto es que la respuesta la tendremos más pronto que tarde. Mientras tanto, y más en sintonía con las promesas de la ciencia ficción, Airbus anunció a comienzos de este año que está produciendo los primeros prototipos de vehículos voladores autónomos, que podrán realizar despegues verticales. Y la firma china Ehang mostró en 2016 un dron con capacidad para un pasajero que puede volar de un punto a otro de manera autónoma. Pero este ya es otro tema.