La hazaña de Sporting



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Parque Rodó es un barrio sencillo, un parque tradicional, una típica postal montevideana. Cuesta imaginar  que en este paisaje tan tranquilo, una explosión de alegría que inundó sus calles en el año 1976, dividió la historia uruguaya en dos.
Los futbolistas del plantel profesional del Club Defensor Sporting lograron quebrar la hegemonía que Peñarol y Nacional sostuvieron durante 43 años y se quedaron con el título de campeón del futbol charrúa.
Apostar en ese entonces por un titulo que no fuera a parar a manos de “bolsos o carboneros” era condenarse al ostracismo, cómo nos cuenta Víctor Hugo, quién fuera el solitario relator que siguió aquella campaña épica.
Por supuesto, las turbulencias políticas nunca están ausentes en materia deportiva. La noche oscura de las dictaduras latinoamericanas también azotaba a nuestros hermanos uruguayos y el plantel de Defensor Sporting que penaba por la prisión  del hermano del jugador Julio Filippini, soportó el encarcelamiento de dos de sus jugadores y las amenazas a Víctor Hugo por poner al aire un saludo a los presos políticos.
Por ello, el festejo del título no sólo tuvo el condimento especial de destronar tantas décadas de hegemonía sino que incluyó una celebración que se convirtió en un ícono de resistencia silenciosa e inteligente frente a la dictadura: dieron la vuelta olímpica al revés.
Tesón, compromiso, hidalguía y coherencia reunidos bajo la insignia de Defensor Sporting, el campeón que cambió la historia.