Tevez y Riquelme, dos ídolos con el mismo final agridulce

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Los cracks xeneizes volvieron al club de sus amores para seguir ganando títulos y retirarse del fútbol en la institución. Pero por diferentes motivos, los dos se llevaron su fútbol a otra parte.

 

La mayoría de los grandes ídolos que han vuelto en el último tiempo al fútbol argentino luego de destacarse durante varias temporadas en Europa, han estado a la altura de las circunstancias. Ratificaron, sin duda, su condición de cracks. Pasó con Juan Sebastián Verón en Estudiantes, quien ganó tres títulos (dos torneos locales y la Libertadores 2009). Tan pegado al club quedó la Bruja que ganó la presidencia y, ahora, además ha decidido volver a las canchas. Y por ahí anda también Maxi Rodríguez, todavía en actividad en Newell´s buscando sumar otro título al campeonato que ganó en 2013. O Diego Milito en Racing, despedido con todos los honores. No tuvieron la misma suerte los riverplatenses Pablo Aimar y Javier Saviola, es cierto, pero no son más que extrañísimas excepciones a una regla que incluye, en el archirrival del club Millonario, a Juan Román Riquelme y Carlos Tevez.

Pero a diferencia de Verón, Milito y seguramente Maxi cuando decida retirarse, los dos ídolos de Boca no terminaron su historia con el club de la manera que sus hinchas seguramente habían soñado. Los dos pegaron la vuelta cuando aún tenían bastante cuerda para seguir destacándose en el Viejo Continente, los dos también ganaron títulos, y los dos, naturalmente, llevaron el idilio con su gente hasta niveles cercanos a la locura. Sin embargo, y aun cuando Carlitos podría volver al xeneize después de China, ninguno eligió al club que aman para terminar su carrera. Por distintos motivos terminaron llevando su fútbol a otra parte, con el clamor popular de fondo pidiendo que revean su decisión. Repasemos entonces algunas similitudes y algunas diferencias de su última etapa en el club.

La llegada de los ídolos
Cuando Tevez volvió a Boca venía de ser figura indiscutible en la Juventus, que en esa temporada 2014-15 se alzó con la liga y la Copa Italia y perdió la final de la Champions League con el Barcelona. 50 goles en 96 partidos con la Vecchia Signora lo convirtieron en ídolo de la afición turinense. Aquel invierno de 2015, a los 31 años, el Apache declaró en su primera conferencia de prensa: “Vuelvo en mi mejor momento. A los 26 o 27 años estaba más gordo que cualquiera”. Enseguida, cuando fue presentado en la Bombonera, diferenció la sensación de estar en Boca de la de jugar en Europa con una frase que hoy aparece devaluada: “La plata no compra la felicidad”. Aunque había dudas de cómo respondería su físico sin descanso ni pretemporada (tras el ciclo Juventus disputó con la Selección la Copa América en Chile), Tevez enseguida demostró estar óptimo.

Cuando Juan Román Riquelme regresó a Boca tras su experiencia española por Barcelona y Villarreal tenía 28 años, tres menos que Carlitos. Desde los títulos, su trayectoria foránea tuvo menos brillo que la de Tevez, ya que solo ganó la Copa Intertoto 2003 con el submarino amarillo. Sin embargo, a nadie se le escapa que con él el Villarreal llegó a lo más alto de su historia, con la célebre eliminación en la semifinal de la Champions 2005-06 frente al Arsenal, en la que desperdició un penal que habría significado ir a la prórroga. Con contrato vigente pero en conflicto con el club, el Villarreal lo cedió a préstamos por seis meses a Boca a principios de 2007. A mitad de año, regresó a Europa, pero ya no volvió a jugar. Finalmente, Boca compró su pase a fines de ese año y volvió a alistarse en el xeneize a principios de 2008. 

Campeones por siempre
Si el arribo de las dos estrellas tuvo particularidades lógicas derivadas de la personalidad de cada uno (enredada y compleja la de Román, más espectacular y carismática la de Carlitos), se asemejaron en que ambos retornaron con mucho rodaje por delante. De la misma manera, tanto Riquelme como Tevez revalidaron en su regreso los títulos conseguidos en su primera etapa boquense.

Es cierto que en ese sentido lo del torero fue mucho más resonante que lo del apache, ya que logró alzar una nueva Copa Libertadores. Fue la del 2007 con Miguel Ángel Russo en el banco y será recordada para siempre por la importancia del diez en la conquista, quien con 8 goles quedó incluso segundo en la tabla de goleadores del certamen. Su situación contractual y la normativa de la FIFA le impidieron estar a fin de año en el Mundial de Clubes, aun cuando ya se había sellado su regreso definitivo a Boca. Romy ganó además dos campeonatos locales (Aperturas 2008 y 2011) y una Copa Argentina (2010-11). En total, desde 2007 hasta su último partido el 11 de mayo de 2014, Riquelme estuvo presente en 194 encuentros y convirtió 48 goles (9 de penal, 10 de tiro libre y uno olímpico, entre ellos).

Lo de Tevez fue mucho más breve y le faltó un título internacional, pero dos títulos en un año y medio no son poca cosa. Con él en la cancha, Boca ganó el certamen local de 2015 y la Copa Argentina 2014-15, ambos a fines del anteaño. En esta última fue goleador con 4 tantos. En total, fueron 56 partidos y 25 goles (3 de penal y 2 de tiro libre).

Despedidas agridulces
La gloria alcanzada y el cariño de la gente no bastaron sin embargo para que el final de ambos fuera del todo feliz. El reconocimiento del hincha, por lo menos el expresado públicamente, nunca mermó. Pero aun así los dos jugadores no terminaron sus días de futbolistas en el club que tanto aman y tampoco gambetearon las situaciones polémicas que les tocó atravesar.

Lo de Riquelme, es sabido, se fue tensando a medida que fueron pasando los años. La dirigencia encabezada por Daniel Angelici, quien llegó a la presidencia a fines de 2011 y fue reelegido en 2015, nunca le dio el respaldo que Román esperaba. Cada decisión del club parecía ir en contra de los deseos del jugador, como la contratación de Julio César Falcioni o las dilatadas renovaciones de contrato. Finalmente, a la hora de sellar un nuevo vínculo, no hubo acuerdo y Riquelme se fue a Argentinos Juniors, club donde se inició.

La salida de Tevez está mucho más fresca y también llena de polémica. El jugador decidió aceptar una oferta del fútbol chino por muchísimo dinero, justo en el momento personal y colectivo más brillante desde su vuelta. La ilusión de los hinchas de ganar el campeonato local para volver a disputar la Libertadores en 2018 se vio sacudida por una decisión que intentaron torcer en el último partido de Carlos en la Bombonera. Pero de nada sirvió. Como nunca hubo por parte del jugador una explicación oficial sobre su partida, se tejieron muchas especulaciones: que ya no soportaba la presión de jugar en el más alto nivel, que sus deseos no habían sido satisfechos por los dirigentes (antes de la llegada de Barros Schelotto había pedido la contratación de Jorge Sampaoli), que la inseguridad, que la falta de incentivos al no clasificar Boca a la Copa, etc. Lo cierto es que, como cuando se fue Riquelme, los únicos perdedores fueron los hinchas y el club. En tiempos donde los grandes jugadores salen muy cada tanto, Boca no supo retener a las dos joyas que más valían.