Ligia Piro: canciones como flores

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A Ligia Piro no le gustan las etiquetas. Y aunque la crítica local la llame la «nueva dama del jazz», ella prefiere definirse como una intérprete a secas. «Canto canciones que me hacen bien y no me quiero atar a nada, porque creo que uno fluye y crece más como artista nutriéndose de cosas diversas», dice, sentada en un sofá de los legendarios estudios ION, por donde han pasado desde Horacio Salgán y Astor Piazzolla, hasta Andrés Calamaro y Bajofondo Tango Club. 

Inquieta, prolífica y versátil, en el flamante Las flores buenas se sumerge en el repertorio latinoamericano y «reinterpreta» un cancionero que va desde el tema de Chabuca Granda que da título al álbum, hasta la triste «Zamba para olvidarte», de Daniel Toro. En su sexta producción también conviven «Construcción», de Chico Buarque, y «Pétalos de sal», de Fito Páez.
«Me costó elegir los temas de este disco. Quería que fueran 15, como un pantallazo de lo que me interesaba mostrar: que cada canción elegida hablara de flores o fuera una flor, una ofrenda, de autores conocidos», explica la hija de la cantante Susana Rinaldi y del bandoneonista Osvaldo Piro. Además de fragancias latinoamericanas, su nueva placa posee otros elementos destacables. Es el primer disco que graba con un sello de los denominados «grandes», como Alfiz Producciones / Sony Music. Y cuenta con la producción de Popi Spatocco, arreglador de Mercedes Sosa durante 25 años. «Con Popi trabajamos cuatro meses poniendo temas sobre la mesa y escuchándolos. Fue un trabajo bastante duro. Teníamos mucho material. Pero estoy chocha con el resultado», cuenta Piro, y le brillan los ojos.

De la chilena Violeta Parra, a quien quería interpretar hace tiempo, en el álbum figura «La jardinera». Una cueca que Piro canta a dúo con Liliana Herrero y cuya grabación Acción tuvo oportunidad de presenciar en vivo: fue la primera vez que hicieron un dueto y, sin embargo, el entendimiento fue automático. La voz dulce de Ligia se mide con el tono dramático de Herrero. En cada prueba, el resultado mejora hasta volverse rotundo. Así suena. Y así lo confirma la aprobación de Spatocco.
Aparte de la folclorista entrerriana, otros dos colaboradores especiales participan en Las flores buenas: León Gieco, con quien Ligia comparte micrófono en «Cinco siglos igual»; y papá Piro y su orquesta, que la acompañan en el tango «Nada». «Es un regalo que me doy», comenta al respecto. En 2009, la cantante había hecho lo propio con su madre en el Teatro Maipo. Entonces invitó a la Tana Rinaldi a participar de Según pasan los años, espectáculo en que Ligia repasaba éxitos de jazz y bossa nova, y coqueteaba con temas como «Barro tal vez», de Spinetta, y la «Zamba de Juan Panadero», de la memorable dupla de autores integrada por Cuchi Leguizamón y Manuel Castilla. «Fue alucinante. Muchas veces había pensado: un día esta mujer no va a estar más y yo me voy a arrepentir toda la vida de no haberla hecho cantar conmigo. Ella se resistió un poco, pero le dije que iba a ser espectacular. Y lo fue». Su madre también le produjo su primer disco, LP (2003). El álbum de estándars de jazz marcó la primera de las tres nominaciones a los premios Gardel que Piro (ganadora de un Konex como solista de jazz en 2005) recibió hasta ahora.

Contrariamente a lo que podría pensarse, su relación natural, desde siempre, fue, precisamente, con el jazz y no con el tango. «Era lo que se escuchaba en casa, sobre todo Ella Fitzgerald. Con el tango se trabajaba», resume. Ella ahora escucha tango por placer (sobre todo a su hermano Alfredo Piro, que rinde tributo a los clásicos) y canciones infantiles, por sus dos hijos: Román y Alex, de 4 años y un año, respectivamente.
Con estudios de teatro (se formó con Agustín Alezzo, mientras asistía en paralelo al conservatorio), Piro tiene una filosofía práctica de vida: no cree en el fracaso y prefiere disfrutar el momento, sin plantearse lo que vendrá. De todos modos, ya piensa en sacar un nuevo disco con material hecho a su medida. «Es algo que tengo pendiente. Me están llegando temas inéditos, porque yo no escribo», anticipa. En tanto, el proyecto de lanzar su carrera a escala internacional va más lento. «Mis discos salieron, yo todavía no. Es que no me gusta andar sin mis hijos», admite la cantante, invitada a asistir a la entrega de los Grammy el próximo año. «Tengo mucho que recorrer todavía: el tiempo dirá».

 

Francia Fernández
Reproducción de Acción Digital – Edición Nº 1088

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