La cordillera
El tercer largometraje de Santiago Mitre, realizado en coproducción con España y Francia a un costo de unos seis millones de dólares, pintaba como una posibilidad bastante al alcance de la mano de que este director argentino subiera un escalón más en la ascendente carrera que inició con El estudiante (2011), su ópera prima, y La patota (2015), que la siguió después, ambas con un decidido reconocimiento en la crítica.