Gino Tubaro, el inventor solidario
Le gusta contar que a los 6 años, mientras otros chicos jugaban quizá con muñecos articulados o, en el mejor de los casos, bloques de plástico para armar figuras, él desarmó la plancha de su madre para hacer un robot. También le gusta hacer saber que desde entonces no paró. Siempre curioso y atrevido, su paso por las Escuelas Técnicas ORT, donde se recibió de técnico electrónico, no hizo más que confirmar su vocación. Buena parte de lo que vino después, que aun continúa y que, en algún sentido, recién empieza, comenzó con una impresora en tres dimensiones que él mismo inventó.